EL OTRO DATO/ Guardia Nacional por Ejército

JUAN CHÁVEZ. Como en España, el Ejército bien podría ser llamado en lo sucesivo la Guardia Nacional.

La ley que el Congreso aprobó para el traslado de la GN al Ejército traerá consecuencias severas. Una es que los dos cuerpos terrestres para garantizar la seguridad de la sociedad mexicana, finalmente vayan a ser identificados con el nombre de Guardia Nacional.

Esto, porque ya en los operativos contra el crimen organizado, lo mismo se despliegan elementos del Instituto militar que de la Guardia Nacional.

La otra será que el “abrazos, no balazos” que postula el cirquero mayor de Palacio, desaparecerá dado que ahora sí, actuando juntos con la ley que los sumó, podría llover plomo sobre los sicarios de los cárteles en el intento final lopezobradorista de combatir al narco y su bola de secuaces que parece estar mejor armada que la GN y su acompañante Ejército.

Puede predecirse que van a registrarse más incendios a vehículos y de instalaciones en general, incluidos los cuarteles y los ataques armados contra civiles.

Aparte, a Sedena se le presentará grave conflicto económico. Los soldados no estarán conformes con los 12 mil 500 pesos que tienen asignados como haber mensual, en tanto un elemento de la GN gana aproximadamente $15,000.

La creación de la Guardia Nacional y la presencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública ha sido un fracaso rotundo.

¿Cómo una nueva ley cambiaría el rumbo?

El traslado de la Guardia Nacional a la secretaría de la Defensa Nacional fue consumado con el voto mayoritario de Morena y sus partidos satélites, contraviniendo la Constitución. Se consumó una farsa monumental, con un discurso presidencial tramposo y una oposición que no supo responderle y cayó en su juego, aunque votara en contra.

En una gira por Jalisco este fin de semana, el presidente López Obrador dijo que ya se habían “domado” la inseguridad y la violencia. “Con realismo, sin triunfalismo, ya estoy percibiendo que estamos domando el problema de la inseguridad y de la violencia porque están dando efecto estas acciones de bienestar, las acciones para mejorar la situación económica, social de nuestro pueblo”, afirmó. El manejo del verbo domar recuerda cuando en abril de 2020 aseguró que ya se había podido “domar la pandemia” de Covid-19.

Aquello fue un discurso engañoso; éste también. La pandemia creció, se desbordó y hoy México tiene la cuarta mortalidad más alta del mundo, con alrededor de 700 mil fallecimientos, por el exceso de mortalidad por enfermedades relacionadas con el Covid-19.

Lo único que cambió la semana pasada fue que un decreto presidencial se sobrepuso, ilegalmente, a la Constitución. La Ley de la Guardia Nacional, publicada en mayo de 2019, establece que la Guardia Nacional sería una institución de seguridad pública de carácter civil, adscrita como órgano desconcentrado de la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Eso nunca fue.

La Guardia Nacional estaba bajo el mando de la secretaría de la Defensa Nacional. Su comandante en jefe, el general Luis Rodríguez Bucio, la cara de ese cuerpo paramilitar, recibía instrucciones del alto mando del Ejército, y el general brigadier Inocente Prado López es el comisario en jefe de la Coordinación Policial de la Guardia Nacional, un cargo que combinaba con su trabajo como comandante de la Policía Militar del Ejército.

La Guardia Nacional se nutrió fundamentalmente de la Policía Militar, y conformó un cuerpo paramilitar en forma y militar en fondo, que no ha sido capaz de pacificar al país, como prometió el presidente, quien emplea siempre un discurso mareador.

Los criminales han tenido el mejor sexenio en su historia por la omisión deliberada del presidente de enfrentarlos.

El único triunfo presidencial ha sido retórico. Presume que, como nunca antes, a diario se reúne el gabinete de seguridad, y la Guardia Nacional tiene más de 120 mil elementos desplegados, casi seis veces más que la vieja Policía Federal. ¿Por qué entonces, si hay mayor presupuesto, mayor despliegue territorial y más atención pública al tema, la violencia se mantiene en máximos históricos, con tendencia a empeorar? Por la simple razón de que todo es simulación.

“Los primeros tres años se cumplió la meta de reclutamiento, este año tenemos 10 mil 045 elementos por reclutar, para tener al final del año un total de 128 mil 233 integrantes”, detalló Rodríguez Bucio.

El Ejército cuenta con 227 304 soldados y con los 130 mil que la GN tendrá a fin de año, habrá en las calles más de 350 mil elementos oficialmente armados, combatiendo a los grupos criminales. ¿Podrán? Es la gran pregunta.

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