JUAN CHÁVEZ
La vicepresidenta Kamala Harris gana apoyo de “peso pesado” de los demócratas para convertirse en candidata a la Presidencia de Estados Unidos, luego de la renuncia de Joe Biden a la reelección.
“Debemos elegir a Kamala Harris como la próxima presidenta de EU”, dijo Nancy Pelosi en un comunicado.
El apoyo de Pelosi se suma a los de los Clinton y los Obama y el del propio Biden que la consideró “la mejor carta” para sustituirlo.
Kamala Harris y Nancy Pelosi son legisladoras del mismo estado, California.
Nancy Pelosi respaldó oficialmente este lunes a Kamala Harris para la candidatura presidencial de los demócratas, uniéndose a una oleada de apoyos a favor del intento de la vicepresidenta de cubrir una vacante dejada libre tras la declinación de Joe Biden.
“Debemos unirnos y avanzar para derrotar rotundamente a Donald Trump y elegir con entusiasmo a Kamala Harris como la próxima presidenta de Estados Unidos”, dijo Pelosi en un comunicado este 22 de julio.
Tanto Pelosi, la primera y única mujer en ser presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, como Harris son del Área de la Bahía de California y se conocen desde hace años.
Pelosi trabajó ‘tras bambalinas’ para alentar y guiar a los legisladores demócratas mientras presionaban al presidente Joe Biden para que abandonara su candidatura a la reelección después de que el desastroso desempeño en un debate contra Donald Trump generó preocupaciones sobre su agudeza mental y su capacidad para ganar otro mandato.
Pelosi, de 84 años, renunció al cargo de presidenta en 2022, al afirmar que quería dar paso a una nueva generación de líderes legislativos demócratas. Su papel en el esfuerzo sin precedentes para cambiar al presunto candidato apenas unas semanas antes de la convención nacional del partido reflejó su continuo prestigio e influencia entre los demócratas de la Cámara.
Más allá de los efectos internos de la decisión de Biden en Estados Unidos, esto puede influir también en México y en la relación bilateral entre ambos países.
En realidad, no se ve a ninguna otra persona en el firmamento demócrata con potencial para atraer el respaldo que ya tenía Biden.
En las diversas encuestas publicadas hasta el viernes pasado, antes de la declinación, Trump tenía una ventaja de entre 2 y 5 puntos. Sin embargo, también aventajaba a Biden en casi todos los llamados “estados columpio”, determinantes en el resultado electoral.
El sábado pasado ya tuvimos una prueba de lo que nos espera en los siguientes meses, con las declaraciones de Trump insultando a Biden y mofándose del gobierno de López Obrador, al señalar que obtuvo todo lo que quiso a cambio de nada durante su mandato.
Pero, quien piense que la relación que tendríamos con Kamala Harris como hipotética presidenta sería muy fácil, necesita revisar algunos tópicos.
Harris ha mostrado una postura clara en cuestiones de inmigración.
Como vicepresidenta, tuvo un papel crucial en la gestión de la crisis migratoria en la frontera con México.
Su enfoque coincide con el del gobierno mexicano al señalar que se deben abordar las causas fundamentales de la migración promoviendo el desarrollo económico y la estabilidad en la región.
Sin embargo, esta misma postura podría traer consigo presiones adicionales para el gobierno mexicano, pues a la par que atacar las causas, Harris podría insistir en que México implemente políticas más estrictas para controlar el flujo migratorio hacia Estados Unidos.
En materia comercial, Harris podría adoptar una posición dura en la revisión del TMEC que tendrá efecto en 2026, ya que de triunfar, seguramente tendría que haber hecho compromisos con algunos poderosos sindicatos, que insisten en que Estados Unidos ha dado muchas concesiones a México en contra del interés de los trabajadores norteamericanos.
La posición anti-China que ya se ha visto en el gobierno de Biden se mantendría en el caso de Harris y sería todavía más acentuada en caso de que gane Trump.
En términos de seguridad, la postura de Harris sobre el tráfico de drogas y el combate al crimen organizado quizás le quitara presión a México en caso de que los demócratas ganaran.
México debería prepararse para una dinámica bilateral renovada, donde la adaptación y la negociación serán clave para mantener una relación constructiva y beneficiosa para ambos países.