JUAN CHÁVEZ
Hasta ahora, Xóchitl no ha sido la Xóchitl combativa, dicharachera, simpática y de buenos reflejos. La Xóchitl que con su carácter suelto, desparpajado, se ganó la candidatura a la Presidencia por la alianza Va por México, a la que ella rebautizó como Corazón y Fuerza por México.
Y que se “ganó” porque ninguno de los tres partidos que la postulan –PAN, PRI y PRD—tenían “gallo” para la campaña que ya superó el mes y medio de duración y le quedarán 31 días, después del segundo debate del domingo.
Xóchitl no ha sabido qué hacer para remontar la ventaja que Claudia Sheinbaum le saca que, según encuestas, es de 17 puntos.
El debate es la oportunidad de oro para ganar puntos. Pero tendrás que ser tú Xóchitl, no la Xóchitl mal asesorado y que, según tú misma lo has declarado, no sabes que hacer porque unos te aconsejan una forma de actuar y otros otra.
Has reconocido que te “azorrillan” y has declarado que vas a ser tú, que volveremos a ver a la verdadera Xóchitl Gálvez.
El famoso punto de inflexión no ha llegado. Todas las encuestas te ponen en segundo lugar, aunque hay una gran divergencia en la brecha que te separa de Claudia. Se te está acabando el tiempo para remontar. En el debate pasado, atacaste a la puntera, pero de manera dispersa. Necesitas más profundidad que amplitud en los golpes. Y, como tú misma has reconocido, tienes que ser la real y no un personaje inventado. Debe aparecer la Xóchitl combativa, dicharachera, simpática y de buenos reflejos.
Te aconsejaría que antes del segundo debate, escucharas a quienes te han criticado sin afanes exhibicionistas: Manuel Ajenjo, destacado columnista de El Financiero y Armando Fuentes Aguirre, Catón, del Siglo de Torreón.
Ellos quieren que ganes.
Ajenjo escribió este jueves:
El próximo domingo se llevará a cabo el segundo debate entre los tres aspirantes a la Presidencia de la República. Aunque para efectos propagandísticos la coalición Corazón y Fuerza por México –el Frankenstein ideológico— que dice apoyar a Xóchitl, haya pregonado que su candidata ganó el primer debate; lo cierto, y la senadora Gálvez lo sabe bien, no fue así. Después de la primera confrontación de ideas, ataques y mentiras, la hidalguense se ha estancado. Su persona ya no causa tanto entusiasmo. Es como una bailarina que siempre hace los mismos pasos; un mago que hasta los niños saben que va a sacar una paloma; un comediante que ya agotó su repertorio de chistes.
La guerra sucia recomendada por Jorge G. Castañeda y ejecutada por el frustrado baterista de Timbiriche, Max Cortázar, no ha dado resultado.
Y Catón no se queda atrás. Él fue el primero que no estuvo de acuerdo que en el primer debate te presentaras con un saco blanco estilo sastre que te volvió incómoda y mostró tus nervios. Catón escribió: “Xóchitl debió presentarse de huipil, como la conocemos”.
Llevas la ventaja de que Claudia Sheinbaum saldrá a exhibir los logros de AMLO, que la mueve a su antojo, como si fuera su títere.
Claudia saldrá otra vez a defender la holgada diferencia que tiene en las encuestas. Como es la que tiene más que perder, naturalmente saldrá a arriesgar lo menos posible. Ahora sí defenderá al gobierno de su “jefe” porque ya le jalaron las orejas y prometerá el paraíso sobre la Tierra con la continuidad. Si es necesario, se defenderá de los ataques de Xóchitl y contraatacará.
Sheinbaum sostiene que “construirá el segundo piso de la cuarta transformación”, cuando la realidad, la neta, el primer piso se quedará en “obra negra”.
La candidata oficialista tiene dos opciones en el segundo debate presidencial.
1) O defiende y se aferra a los logros del (mal) gobierno de López Obrador, o
2) Se define y se sacude el obradorismo al que está atada desde que recibió el llamado “bastón de mando”.
De continuar sumisa a su jefe y destacar ella sus logros en su gobierno de la CDMX, puede costarle el abandono en la campaña y no contar más con el apoyo del domador de Palacio.
Sucedería, entonces, algo parecido a lo que Enrique Peña Nieto hizo con el candidato “independiente” José Antonio Meade, que abandonó a su suerte para despejarle el camino al candidato de Morena López Obrador.
En política no se teje nada fino, como supone la gran mayoría de los 100 millones de votantes que habrá el 2 de junio.
Las puntadas, en política, son toscas y perceptibles tan pronto como se dan.
López Obrador, para decirlo en términos claros, se “encabronó” contra Claudia Sheinbaum que exhibió los logros de su gobierno y no los de él, su “jefe” político que la hizo candidata a la Presidencia 2024.
Escribió un analista que “En el segundo debate de los candidatos a la Presidencia, habrá que ver si Claudia Sheinbaum repite su estrategia fría y calculadora u opta por una defensa ferviente del gobierno de López Obrador.