EL OTRO DATO/ Derribar portón, ¿provocación?

JUAN CHÁVEZ

López Obrador ha demandado a la Fiscalía General de la República, que no se investigue el derribamiento del portón de Palacio Nacional que ayer llevaron a cabo normalistas de Ayotzinapa.

No investigar no es lo consecuente ni la solución.

Había que determinar, inclusive, si no se trató de sicarios de los cárteles de la droga.

Un atentado contra el Palacio donde vive el presidente y su familia y que es la sede del Poder Ejecutivo, presume la existencia de un grupo dispuesto a todo.

En 1968, cuando entre los acontecimientos que derivaron con la masacre de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, el derribo del portón de la Escuela Nacional Preparatoria, marcó el patrullaje de tanques del Ejército en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

El presidente Gustavo Díaz Ordaz había dicho, cuando se iniciaron las manifestaciones estudiantiles, que se trataba de “grupúsculos”.

Es la cuestión: no aceptar, públicamente, la dimensión de un acto como el de normalistas que, con una camioneta de la Comisión Federal de Electricidad, derribaron una de las puertas del Palacio Nacional.

El presidente, en su mañanera de este jueves, mencionó que ya se repara la puerta derrivada y que el costo se pagará con una “coperacha” de funcionarios públicos.

Xóchitl Gálvez, la candidata presidencial opositora, culpó al presidente que “que no ha querido reconocer que no quiso recibir a los padres” de los 43 estudiantes desaparecidos en 2014.

Señaló que el mandatario está lucrando con el dolor de las familias.

El hecho es que el ataque a Palacio Nacional no ha sido difundido por gran parte de la prensa escrita.

“El presidente se encerró en su Palacio. Él ya no ve, él ya no escucha, él ya no camina el pueblo y esas son las consecuencias de no escuchar”, apuntó la candidata opositora.

No es la primera ocasión que los normalistas de Ayotzinapa atacan Palacio Nacional. Hace unos años, incendiaron la puerta Mariana, que es la central de la sede del Ejecutivo.

Los normalistas de Ayotzinapa, luego de derrumbar el portón, lanzaron un ultimátum a AMLO: “Intensificarán protestas si no hay diálogo”.

Y el presidente pone condición para reunirse con padres de normalistas, que no asistan sus abogados ni asesores. Directo con los familiares de los desaparecidos, dispuso.

No hay acuerdo para sentarse a la mesa y dialogar. Es el dilema, que podrá acarrear protestas más serias… camino a la guerrilla, por ejemplo.

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