JUAN CHÁVEZ. Hay quienes opinan que la campaña para la gubernatura del estado de México, fue demasiado corta y que le falto gas.
Aseguran que los partidos de las contendientes Morena por Delfina Gómez y PRI por Alejandra del Moral, llegaron al proceso electoral con tremendas fisuras.
A 8 días de que concluya la contienda, 30 de mayo, todo está definido, sin embargo. La ex alcaldesa de Texcoco será la primera mujer gobernadora de la entidad más habitada de la República.
Se cuestiona que, en tal forma, la candidata del presidente López Obrador será la triunfadora y no la del gobernador Alfredo del Mazo.
Pero haciendo un lado los intrígueles de la política, hay que citar, en una segunda lectura de la postura de Alejandra en el debate del jueves 18, que ella, se perfiló como candidata sin partido y pidió a sus seguidores votar con el corazón puesto en el futuro de la entidad.
Del Moral, en el debate, negó tres veces que la consideren un lastre de su propio partido, el PRI: 1) vistió de rosa para marcar distancia del partido tricolor; 2) mencionó más veces a Morena que a su propio partido, y 3) no hizo un llamado a votar por el PRI, sino, de hecho, a olvidarse de él: “cuando tengas la boleta en tus manos, te pido que no pienses en un partido político: piensa en tu familia, piensa en tu futuro, piensa en lo que más amas”, dijo en su mensaje de cierre.
Además de que su intervención inicial fue la típica de una candidata que se sabe en desventaja: “Ellos te quieren convencer con encuestas falsas de que van a ganar. Nosotros, ya los alcanzamos: caballo que alcanza, gana. Les vamos a ganar esta elección el próximo 4 de junio”.
Estos signos de derrota se suman a las dificultades naturales para pedir a panistas y perredistas que voten por una priista.
Parece que la falta de más tiempo de campaña, el poco furor y el derrotismo que se cuchichea en corto, off the record, de sus adversarios, juegan en favor de Morena. La contrariedad para este partido es que hay liderazgos inquietos, resentidos, disgustados que sienten que están trabajando, con muchas dificultades, para enterrar al Grupo Atlacomulco, pero para encumbrar al Grupo Texcoco: la triada Horacio Duarte, Higinio Martínez y Delfina Gómez.