JUAN CHÁVEZ
Con Donald Trump de nuevo en la Casa Blanca, a México le irá de la patada.
Ya lo he escrito así. Pero anoche, en su discurso que clausuró la Convención Nacional Republicana, dejó bien claro lo que le espera a los mexicanos.
Nuestra frontera norte se inundará de inmigrantes porque Trump cerrará la frontera el mismo día que tome posesión.
Además, impedirá la importación de autopartes a México y China, para que no “nos devuelvan autos” armados en los dos países.
Las fábricas, dijo, “las regresaremos a Estados Unidos”.
Ofreció además bajar los impuestos y cuestionó la existencia del T-MEC (Tratado de Libre Comercio México-Estados Unidos-Canadá).
Trump volvió a decir que levantará el muro en la frontera si gana las elecciones.
Durante la Convención Republicana, Trump volvió a su antiguo discurso antimigrantes y prometió acabar con la crisis migratoria.
La presidenta electa Claudia Sheinbaum reviro a Trump: “En vez de construir muros, hay que apoyar a países y personas” y le señaló que la migración no es un asunto de crimen, “sino que la gente va a los Estados Unidos buscando trabajo”.
Por su parte López Obrador anunció que le escribirá una carta a su “amigo Trump” y comentó que “no se resuelve nada con cerrar la frontera, que es más no se debe ni se puede”.
Donald Trump hizo dramático relato del atentado que sufrió en Pensilvania.
Durante la Convención, Donald Trump aceptó su nominación como candidato a la presidencia de Estados Unidos, prometió conseguir una «victoria increíble» y gobernar para todos los ciudadanos, pues el triunfo no solo será para la mitad del país, aseguró.
Aprovecho su discurso para pedir que los estadunidenses “demonicen” las diferencias políticas y pidió a sus rivales demócratas dejar de utilizar el «sistema judicial» como arma.
Todos somos conciudadanos (…) No debemos criminalizar el disenso ni demonizar el desacuerdo político, que es lo que ha estado sucediendo últimamente en nuestro país a un nivel que nadie ha visto antes», dijo el exgobernante ante la convención republicana de Milwaukee.
Trump volvió a su antiguo discurso antimigrantes y prometió acabar con la crisis migratoria en Estados Unidos y una vez más, luego de cuatro años, aseguró que terminaría de levantar el muro en la frontera sur con México.
Pondremos fin a la crisis de inmigración ilegal cerrando nuestra frontera y terminando el muro, la mayor parte del cual ya he construido», aseguró.
«La invasión en nuestra frontera sur la vamos a detener y lo haremos rápido», dijo.
También informó que de ganar las elecciones cerrará las fronteras de Estados Unidos a los inmigrantes ilegales el primer día en el cargo si gana la reelección como presidente de Estados Unidos en noviembre.
El republicano se comprometió a «hacer dos cosas desde el primer día (…) perforar, bebé, perforar y cerrar nuestras fronteras».
Donald Trump describió cómo sobrevivió por poco a un atentado contra su vida, diciendo a una audiencia embelesada en la Convención Nacional Republicana en su primer discurso desde el ataque que sólo estaba allí «por la gracia de Dios Todopoderoso».
“Oí un fuerte zumbido y sentí que algo me golpeaba muy, muy fuerte en la oreja derecha», dijo en Milwaukee, con un grueso vendaje cubriéndole la herida. «Me dije: ‘Vaya, ¿qué ha sido eso? Sólo puede ser una bala»
Cuando le dijo a la multitud que «se suponía que no tenía que estar aquí», el público le contestó a coro: «¡Sí que lo estás!». Con fotos de un Trump ensangrentado en las pantallas detrás de él, Trump elogió a los agentes del Servicio Secreto que corrieron a su lado y rindió homenaje al bombero voluntario que murió, Corey Comperatore, besando su casco de bombero.
El expresidente adoptó un tono inusualmente conciliador durante los primeros momentos del discurso, cuando aceptó formalmente la candidatura presidencial del partido.
“Me presento para ser presidente de todos los Estados Unidos, no de la mitad de los Estados Unidos, porque no hay victoria si se gana para la mitad de los Estados Unidos», dijo, en un marcado cambio para el usualmente belicoso expresidente.
Sin embargo, no tardó en volver a atacar a la administración Biden, afirmando sin pruebas que sus acusaciones penales tienen motivaciones políticas para impedir su elección.
El discurso puso el broche final a un evento de cuatro días en el que fue recibido con adulación por un partido que ahora parece totalmente a su servicio.
Su entrada fue digna de una estrella de la televisión o de un luchador profesional: una pantalla se levantó lentamente para mostrar a Trump de pie frente a unas enormes luces dispuestas para deletrear su apellido antes de que se proyectara una imagen de la Casa Blanca detrás de él.
Por su parte, el rival de Trump en las elecciones del 5 de noviembre, el presidente demócrata Joe Biden, estaba «reflexionando» sobre la conveniencia de abandonar la carrera, según una fuente, después de que altos cargos del partido, aliados en el Congreso y grandes donantes le advirtieron de que no podía ganar tras su decepcionante actuación en el debate del 27 de junio.
Biden, de 81 años, se encontraba aislado en su casa de Delaware tras contraer Cpovid-19.