JUAN CHÁVEZ
Chiapas, que el 14 de septiembre de 1824 decidió anexarse al México independiente como Estado Federal, hoy sufre el acoso de la desatada violencia de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación que se disputan el territorio, y comunidades enteras han huido a Guatemala.
La entidad, de múltiples pequeñas comunidades, se halla en el completo abandono. Ninguna autoridad de cualquiera de los tres niveles, se ocupa de los chiapanecos que sufren, con el terror a los cárteles, balaceras diarias.
El presidente de Guatemala ha revelado que más de 500 mexicanos, que huyeron de Chiapas, se encuentran viviendo en tres albergues que son su refugio.
Esta semana cientos de chiapanecos huyeron a Guatemala por la intensa actividad de grupos del crimen organizado y ola de violencia que ha azotado el estado a causa de estas organizaciones criminales.
El presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, confirmó el miércoles que familias mexicanas cruzaron la frontera de Guatemala en busca de refugio, huyendo de la violencia.
“Esta es una situación nueva que afrontar, debido a que por excelencia hemos sido un departamento con migración externa, sin embargo, ahora es de afuera hacia adentro”, dijo Elsa Hernández, gobernadora del Departamento de Huehuetenango.
“Entonces nos sacude también porque no estábamos preparados para atender a la población”, explicó.
Ayer miércoles sumaban 580 personas, entre niñas, niños, mujeres, hombres y ancianos, que ingresaron irregularmente a Guatemala buscando refugio, explicó la Secretaría Ejecutiva de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres.
Hasta hoy jueves, las cifras oficiales indican que hay 217 familias refugiados en la comunidad Ampliación Nueva Reforma, ocho en Unión Frontera y 24 albergados más en Monterrico.
El conteo oficial sufre varias modificaciones con el paso de las horas debido a que algunas familias se quedan en los refugios, mientras que otras los dejan y buscan otras fuentes de ayuda, explicaron las autoridades.
Declaraciones de las familias actualmente refugiadas en Guatemala señalan que continuará el flujo de mexicanos desplazados “por las persecuciones que en este momento están sintiendo”.
Chiapas es el abandono de la frontera sur por parte del gobierno de López Obrador.
Con ser un Estado imprescindible para el desarrollo nacional mexicano porque alberga nada menos que alrededor del 30% de las reservas de agua dulce disponibles en México, así como varios de los ecosistemas de mayor riqueza y complejidad del país, Chiapas constituye, por parte del gobierno de López Obrador, el abandono de la frontera sur.
Culturalmente, es uno de los estados con mayor diversidad y riqueza arqueológica, y en su territorio se resguardan varias de las lenguas indígenas que forman parte del patrimonio cultural intangible mexicano.
Ancestralmente, Chiapas ha sido al mismo tiempo un territorio plagado de injusticias y de dinámicas de exclusión y segregación social inenarrables. El abandono en que se encuentran miles de sus localidades más pequeñas, y el rezago social que persiste en las zonas y localidades urbanas sigue siendo de los más profundos en nuestra realidad.
En medio de esa complejidad, se suma ahora el factor de la violencia armada del crimen organizado, frente a la cual han sucumbido incluso las estructuras de organización comunitaria que se construyeron durante décadas y que se articularon en algún momento en torno al EZLN y a otras organizaciones, tanto guerrilleras como de acción comunitaria.
Ahora lo que priva es el caos y el terror en diversas localidades, donde lo único que queda es el exilio.
Las imágenes y testimonios de las familias que tienen que huir a territorio guatemalteco ante la amenaza permanente de los delincuentes son signo de una realidad dolorosa, pero también significan una nueva línea de quiebre para el Estado mexicano, pues de ningún lado de nuestras fronteras puede garantizarse la seguridad ni de quienes atraviesan el territorio nacional viniendo de otros países, ni de nuestros propios connacionales.
El gobierno guatemalteco indicó que ha reforzado la seguridad en la frontera con México, además de adaptar instalaciones públicas para albergar a mexicanos.
Hay, por decir lo menos, una permisividad inédita de las fuerzas del orden para que los criminales actúen y controlen todo lo que les permite el desarrollo de sus actividades, entre las que se encuentra, sin duda alguna, el control de todos los tráficos ilícitos que se dan a través de toda la frontera sur, la cual tiene más de mil 300 kilómetros de extensión.
El abandono de Chiapas puede explotarle al gobierno de Claudia Sheinbaum. Será la más espantosa herencia del caudillo que pretende convertirse en “jefe máximo”.