JUAN CHÁVEZ
A quién creerle: ¿A las madres buscadoras o a Omar García Harfuch, el brazo fuerte de la presidenta Sheinbaum que le ha pintado un “cuadro alegre” para liberarla de la carga del caso Teuchitlán?
El secretario federal de Seguridad se pronunció este lunes sobre el caso Teuchitlán y aseguró, según la agencia española EFE, que el rancho Izaguirre fue un campo de adiestramiento y no de exterminio.
Con esa afirmación, desmintió la declaración de Guerreros Buscadores de Jalisco que el 6 de marzo descubrieron el campo de exterminio, con tres hornos crematorios y miles de prendas de vestir y 200 pares de calzado pertenecientes, supuestamente, a las víctimas sacrificadas en ese rancho por el Cártel Jalisco Nueva Generación-
Entre la virulencia de las redes sociales y la mezquindad de algunos políticos y propagandistas, sean del poder o de la oposición, que se hacen pasar por periodistas, vale la pena poner algunos puntos sobre las íes de lo sucedido en Teuchitlán.
Primero: Todos los campos de entrenamiento lo son también de exterminio. El de Teuchitlán, al igual que otros campos similares encontrados en la zona como fue el de Tala, así como el de Lagos de Moreno y el de Zacatecas, son todos predios donde se entrenaba y se aniquilaba. Ambos procesos son parte del mismo sistema de generación de sicarios que tiene el cártel Nueva Generación y que tenían otros grupos.
De acuerdo con los trabajos forenses que se han hecho en el rancho Izaguirre, este predio sí fue campo de exterminio: hay ahí fragmentos de huesos humanos y evidencia de fuentes de calor.
Segundo: En estos centros de reclutamiento han muerto cientos, quizá miles de jóvenes. No lo sabemos, entre otras cosas porque hay procesos para desaparecer los cuerpos, sea con fuego o con ácido, pero sobre todo porque las autoridades locales y federales se han negado investigar lo que ahí sucede.
Tercero: Las autoridades sabían. Todos los gobiernos, desde las municipales, hasta las estatales y federales tenían conocimiento, en mayor o menor medida, de la existencia de estos campos en varias partes del país y particularmente en esta zona. Algunos están directamente involucrados, como es el caso del policía de Tala detenido el domingo.
La fiscalía estatal y la federal, debieron haber investigado de oficio la comisión de delitos reportados desde hace años. No lo hicieron, sea por corruptos o por ineptos, para el caso es lo mismo (la ineptitud es una forma de corrupción).
El ex gobernador Enrique Alfaro y el ex presidente Andrés Manuel López Obrador sabían y, quizá por razones distintas, ambos decidieron ocultar la verdad sobre los desaparecidos en este país.
Cuarto: Las víctimas son los desaparecidos, sus madres y sus familiares. Resulta patético escuchar a la presidenta y otros miembros del gobierno diciendo que ellos son víctimas de una campaña de la derecha y, más aún, que se dedique tiempo de la mañanera y recursos públicos al lloriqueo político. Aquí sí hay víctimas de verdad, jóvenes que fueron engañados, reclutados y muchos de ellos, la mayoría, asesinados y desaparecidos, así como madres buscadoras que no han recibido sino malos tratos de parte de las autoridades.
Las campañas contra la presidenta, que sin duda las hay, como también existen otras desde los agoreros del gobierno hacia los miembros de la oposición, no tienen ninguna relevancia frente a una realidad lacerante: nos faltan 126 mil desaparecidos.
¿Por qué el Rancho Izaguirre no era un campo de exterminio para la SSPC?
Lo cierto, además de la versión oficial, es que el rancho de Teuchitlán ha desaparecido dos veces, dado que el descubierto por las madres buscadoras, y exhibido en las fotografías y videos que le dieron la vuelta al mundo, fue limpiado dos días después para exhibirlo a los buscadores, a los periodistas y a quienes quisieran verlo.
Hubo, inclusive, invitación oficial para que lo visitaran, antes que la Fiscalía de Hertz Manero le impusiera el sellote de INMUEBLE ASEGURADO.