EL OTRO DATO/ Bartlett en el libro de Elena

JUAN CHÁVEZ. Según “El Rey del Cash”, Manuel Bartlett sigue en el pandero político “por los favores” que le dispensó a Andrés Manuel López Obrador, incluido dinero, desde su candidatura de 2018.

Con ser cierto lo que la escritora y periodista Elena Chávez  expone en su libro sobre las carretadas de dinero  en efectivo recibido por AMLO para su campaña presidencial, no es sorprendente porque el pasado, incluido el de López Obrador y otros ex presidentes, es tan negro y sucio que hay que afirmar que sin dinero ilícito, en México, no se aterriza en la Presidencia de la República.

Cuando el presidente  designó a Bartlett para dirigir la Comisión Federal de Electricidad (CFE), surgieron dudas sobre si el exgobernador de Puebla tenía las  “credenciales” para hacerse cargo de la empresa.

Y es que en el currículum de Bartlett (más lleno de estudios relacionados con el Derecho) no aparecía ninguna experiencia previa con temas energéticos. Lo más cercano es fue impartir conferencias sobre reformas energéticas, petróleo y electricidad.

Pero el presidente López Obrador defendió su nombramiento desde un inicio.

“El licenciado Bartlett, desde hace muchos años, ha estado defendiendo la industria eléctrica nacional, por eso decidí proponerlo para ser el director de la CFE”, dijo en julio de 2018.

Según lo expuesto en El rey del cash,  López Obrador tuvo otros motivos para ponerlo en ese puesto.

Chávez señaló al también exsecretario de Gobernación de ser uno de los personajes que “movieron los hilos” para ayudar a López Obrador en su camino a la Presidencia.

La escritora afirmó que el hoy director de la CFE se convirtió en una especie de “benefactor” para el presidente, tanto con dinero como con relaciones con “lo peor de la mafia del poder”.

Chávez apuntó que Bartlett ya había mostrado cierta predilección por el político tabasqueño, al grado de pedir el ‘voto útil’ a militantes del PRI a favor de López Obrador en las elecciones presidenciales de 2006.

La autora sostiene que César Yáñez, su pareja sentimental de ese entonces, desaprobaba la relación del director de la CFE con el equipo de López Obrador debido a que Bartlett, hasta hoy, es señalado como el ‘arquitecto’ del fraude electoral de 1988 por el que perdió el candidato de izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas.

“Sin embargo, como en política no hay lealtades, como me dijera un día Joel Ortega Cuevas, al final César perdonó los pecados de Bartlett a cambio de tráfico de influencias para sacar de la cárcel a Dulce María Silva, la mujer con la que se casó en 2018″, explicó. Esta boda, por cierto, fue estruendosa, con gasto millonario que rompió la política de austeridad de AMLO, apenas  estrenado en la Presidencia.

Pero siempre ha sido igual. A mí me consta el manejo del dinero no rastreable para apoyar la candidatura de Carlos Salinas de Gortari, salido de los millonarios bolsillos del político-empresario Carlos Hank González, a quien he calificado, en mis artículos, como “el rey de la corrupción”.

El efectivo para campañas presidenciales o gubernaturas fluye como por arte de magia. Para administrar millones o cientos de millones de pesos en “cash” tienen administradores capaces y confiables que a veces parten y se llevan una buena parte. Hace pocos años la vigilancia del INE sobre los gastos de campaña no era como hoy. Del extremo del dejar hacer, dejar pasar de hace una década, se llegó al extremo de cuidar hasta las entrevistas y las presentaciones de los aspirantes en los medios.

La alternancia no se hubiera dado en el año 2000 sin la participación económica de cientos de empresarios  “Amigos de Fox”. Para sacar al PRI de Los Pinos se necesitaba mucho dinero en campaña. Uno de los apoyos fuertes lo tuvo Vicente de José Luis González (RIP), un compañero de Fox en la Coca Cola que veía con futuro al entonces candidato. También ayudó Lino Korrodi.

Felipe Calderón consiguió ríos de dinero en efectivo aportado por empresarios espantados de que pudiera perder. AMLO fue derrotado por un contrincante que fue impulsado por el “cash” de múltiples empresas y empresarios. Unos en dinero y otros en especie con promocionales, equipo y personal. El dinero del D.F. no fue suficiente para ganarle al PAN.

La campaña de Enrique Peña Nieto fue soportada por el flujo del estado de México y los gobernadores priistas de la época. La telenovela política funcionó con el apoyo descarado de Televisa desde el principio. Los medios electrónicos volcaron su apoyo al mexiquense quien renovó las peores prácticas de corrupción del PRI.

La tercera fue la vencida. El nuevo partido Morena tenía la experiencia del PRI y el PRD combinados para comprender que necesitaban apoyos y dinero, aunque el mejor regalo provino del propio Peña Nieto, quien al ver la derrota inminente, pactó algo con Morena.

Durante la campaña electoral del 2018, José Antonio Meade, candidato del PRI, cuestionó el pasado fiscal inexistente de López Obrador. Al electorado no le importaba el asunto porque creía en la promesa del combate a la corrupción.

Como las cosas no han cambiado, las revelaciones  de Elena Chávez del entorno del presidente son muy creíbles. El Metro era la caja chica de Ebrard para la campaña del PRD; Mario Delgado, el financiero. La burocracia “se cooperaba” como lo vimos con Delfina Gómez en Texcoco y como fue evidente en muchas otras entidades gobernadas por el PRD.

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