JUAN CHÁVEZ. La Iglesia católica no marca nada para el día miércoles. Cómo que le es inocuo y simplemente lo señala como día de penitencia.
En los evangelios pasa igual: pasa desapercibido, totalmente insustancial, como si no fuera la víspera del Triduo Pascual, es decir, la inmediación de los importantes días de la Semana de la Pasión que le siguen: Jueves de la Última Cena, Viernes de Crucifixión , Sábado de luto y Domingo de Resurrección.
(Triduo Pascual es la denominación de los tres relevantes días de la cristiandad en la Semana Mayor).
Esos días aluden a la última reunión de Jesús con sus 12 apóstoles, incluida María Magdalena como el “apóstol de los apóstoles” que vestida de hombre es el apóstol “Juan”, el “apóstol amado” de Jesús.
Algo semejante ocurre en Palacio Nacional, donde el gran domador vuelve arroparse al balero y
como no queriendo, suelta que Lorenzo Córdova estará en la boleta electoral en 2024. Pretende “capichurorlo” con su señalamiento de que entrará como aspirante a la Presidencia.
Y no dude, estimado lector, que Córdova se dedicará además de escribir sus memorias y dar clases, a permanecer en el candelabro político en defensa del INE y en contra del absolutismo presidencial que pretende todos los días mellar a la incipiente democracia mexicana.
“Sin querer queriendo”, el exconsejero presidente del INE se ha convertido, por obra y gracia del presidente López Obrador, en otro suspirante a la Presidencia de la República y ello de suyo, es un acicate a otros personajes que ya están en esa lista como, verbigracia, José Ángel Gurría, Lilly Téllez, Luis Donaldo Colosio Riojas, Gustavo de Hoyos, Mauricio Vila y Mauricio Kuri.
Tan de penitencia como la pasó López Obrador en su mañanera de ayer martes, que no supo que las leyes reglamentarias de las reformas constitucionales que hicieron nacer legalmente a la Guardia Nacional, están ya en el Senado, cuyo líder político, Ricardo Monreal, piensa remitirlas a un periodo extraordinario para su discusión y aprobación.
López, de plano, anda de penitente, pero no porque estos días sean santos. Su penitencia es hablar y hablar, siempre sin saber que dice, cubierto en sus mentiras y sus insultos a quienes no piensan como él.
Este servidor de ustedes, respetuoso de los días de guardar, que son el signo de la celebración de la Semana Santa, no dará teclasos en jueves y viernes. El lunes de Pascua retornaré martirizándolos con mi pluma.