EL OTRO DATO/ “Alito”, la puntilla del PRI

JUAN CHÁVEZ. La crisis del tricolor va de la disciplina y la renuncia, al aferramiento del puesto

En su historia de 93 años, el Partido Revolucionario Institucional acumula triunfos, derrotas, crisis y renuncias de varios de sus dirigentes cuando no entregaron buenos resultados electorales.

La actual dirigencia del PRI, a cargo de Alejandro “Alito” Moreno ha dejado atrás la disciplina partidista.

María de los Ángeles Moreno, Mariano Palacios, Manlio Fabio Beltrones y René Juárez son cuatro ejemplos de que, en aras de la sobrevivencia del partido, como líderes del Revolucionario Institucional, optaron por la dimisión para abrir paso a la “reflexión interna» ante debacles electorales.

Sin embargo, con el actual líder, esa «tradición» de la disciplina tricolor quedó en desuso.

Sometido a un desgaste por denuncias de corrupción en su contra y la exhibición de conversaciones privadas, el dirigente Alejandro Moreno ha afirmado que nunca le ha pasado por la mente dejar la presidencia del PRI, la cual, presume, la ganó en las urnas en un proceso interno.

La postura de Moreno no coincide con las acciones de otros dirigentes que van desde la decisión de quedarse, pese a la ruina electoral, o la dimisión con mensajes como: “tuvimos un tropiezo electoral, pero no una derrota política” de Manlio Fabio Beltrones, hasta: se requiere “entender la lección de la elección”, de René Juárez Cisneros.

«Alito» se mantiene al frente del PRI y reforzará la coalición con el PAN y PRD, según él. Y esto no es lo que ex presidentes de PRI y más de 15 ex gobernadores priistas, ven en la soberbia e irresponsable actitud del tal “Alito”.

Empezando por el apodo, que les subyuga y le satisface más que así le llamen, deja de ser el líder combativo que en las circunstancias actuales requiere el PRI.

A estas alturas, cuando Morena ya tiene tres aspirantes en la contienda por la candidatura –Horacio Duarte, Higinio Martínez y Delfina Gómez—“Alito” muestra indiferencias y su discurso es de esencia personal, de defensa ante las acometidas de los morenistas y sobre todo la gobernadora Layda Sansores que ha exhibido audios que lo sitúan en la picota de la corrupción.

Por si fuera poco, el ex presidente Enrique Peña Nieto, que prometió, pero no cumplió la formación de un “nuevo y renovado PRI”, entra de nuevo a la danza de las corruptelas al anunciar la venta de su lujosísima residencia en Madrid, luego de que se anunciara que “está bajo investigación”.

Alito se atreve a defenderse: Los priistas que critican hoy a la dirigencia nacional del partido lo hacen porque “están muertos de miedo porque los quieren meter a la cárcel” en el gobierno del presidente López Obrador, ha acusado.

Una imputación de ese pelo no lo va a salvar ni contribuye a fortalecer a la alianza Va por México, que, todo apunta, morirá en 2023, cuando Morena arrase en la elección del gobernador del estado de México.

Entonces “Alito” quedará como el obcecado dirigente que le clavó la puntilla de muerte al PRI.

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