EL OTRO DATO/Ahora ser hombre es un delito

JUAN CHÁVEZ

Con AMLO en el poder, no pudo haber sido de otra forma. Su gobierno se ha caracterizado por ser antifeminista, de ahí el estoconazo en la designación de tres mujeres que, perdiendo las encuestas, encumbro a las candidaturas a gobernadoras de CDMX, Jalisco y Guanajuato.

Se escudó en el acuerdo del INE de que cinco, de las nueve gubernaturas a disputarse en 2024, “deberán ser mujeres”.

Las llamadas cuotas de género que fueron aplicadas por Morena con la línea presidencial son una descalificación de las mujeres. Se basan en la falsa idea de que las mujeres carecen de capacidad para obtener candidaturas por sí mismas.

El hecho de que le hayan entrado al toro para participar en las encuestas confirma que ellas si tienen capacidad para atorarle a las lides electorales.

Pero el partido guinda del dictador Lopitos, decidió lo contrario y castigo a los hombres que resultaron triunfadores en las afamadas encuestas morenistas.

Ahora, el hombre tiene que hacerse un lado y aceptar la decisión de la “cuota de género”.

¡Es el castigo a su condición de varón!

La ley debe ser ciega a la raza, el género o la orientación sexual, así como dice ser ciega a la riqueza y el poder y sobre todo, a la impartición de la justicia.

Omar García Harfuch ganó la encuesta de Morena en la Ciudad de México por casi 14 puntos porcentuales de diferencia, pero la candidata será Clara Brugada.

En Jalisco el primer lugar lo obtuvo Carlos Lomelí, pero el partido oficial postulará a Claudia Delgadillo.

En Guanajuato Ricardo Sheffield triunfo, pero el partido escogió a Alma Alcaraz.

A esto, le llaman democracia.

Para empezar, elegir por encuestas no es democrático.

Y la imposición de “cuota de género” dada por el INE, de origen, resultaba ya una discriminación en los procesos internos de los partidos políticos.

¿Cómo funcionó el método de Morena?

El método de Morena para definir sus candidaturas a gobernadores para el próximo año ha arrojado un resultado extraño, incluso diría que incómodo, por varias razones: por lo poco creíble de algunos números respecto a la intención de voto por Morena en los estados; por la escasa competitividad que mostraron en las encuestas sus aspirantes mujeres; porque para cumplir con el principio de paridad de género se tuvo que sacrificar a Chiapas por la Ciudad de México; y, por último, porque la mayoría de sus candidaturas tienen un perfil más de “chapulineo” u oportunismo que de congruencia política.

Sabemos que las oposiciones no están en su mejor forma, pero los porcentajes predominantemente minúsculos que se les atribuyen no cuadran ni con la trayectoria política de los estados ni con lo que indican otras encuestas.

Quizá no tenga nada particularmente asombroso, pero de todas maneras vale la pena notarlo: son encuestas hechas por Morena o mandadas a hacer por Morena que tienen (¡vaya sorpresa!) un muy evidente sesgo pro-Morena.

Llama la atención que las posibles aspirantes mujeres consiguieron apenas 3 segundos lugares  y que solo una mujer (Margarita González) haya ganado en su estado (Morelos).

En la medida que fueron encuestas a población abierta no se trata necesariamente de un problema exclusivo de la militancia morenista, tal vez ni siquiera de las aspirantes de ese partido.

Si las oposiciones adoptan un método parecido habrá que ver cómo se comparan sus resultados. El hecho, sin embargo, es que en este ejercicio para las gubernaturas, y en contraste con lo que fue el proceso para la elección presidencial, las mujeres salieron muy desfavorecidas.

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