JUAN CHÁVEZ
Antes que nada, León XIV deberá pugnar por la estabilidad del Vaticano.
Quizá el nuevo Papa consiga eliminar la nefasta influencia de la Curia Romana que ha mantenido a los pontífices atados de manos, con el poder que ejerce sobre el mando papal.
Ya inició su acción al interior del Vaticano, reuniéndose con la Guardia Suiza.
Quizá por eso, una vez electo, Robert Francis Prevost se autonombró León XIV.
Francisco lo colocó en la ruta del papado, que llevó finalmente a la decisión salomónica de este jueves, y que León XIV, como el papa San León I hace mil 500 años, restablezca la estabilidad en el Vaticano.
León XIV no será Francisco, pero tampoco será el vocero de la extrema derecha vaticana, como el cardenal Raymond L. Burke, que enfrentó a Francisco y dijo que su papado era una tragedia.
“Popular entre conservadores y progresistas por igual, en el cónclave donde poca gente se conocía, tenía visibilidad mundial”, subrayó en un perfil sobre el nuevo papa el diario La Repubblica de Roma.
Acaso, como sugirió el principal periódico italiano, León XIII, electo papa hace casi 150 años, ¿Prevost seguirá sus huellas como un papa que creía que los deberes de la Iglesia incluían también la actividad pastoral en el ámbito político?
León XIII, como Francisco mucho después, escribió encíclicas que buscaron evitar el aislamiento de la Santa Sede y reconectarla con el mundo para recuperar un sitio de influencia.
Prevost, que ha seguido el espíritu renovador y dialogante del Concilio Vaticano II, ha estado cercano al pensamiento de Francisco y a su estilo pastoral, con más de 20 años de trabajo en Perú –cuya nacionalidad también tiene–, llevándolo al Vaticano hace dos años para que presidiera la Pontificia Comisión para América Latina.
“Tiene un perfil centrista y pragmático, capaz de mediar entre las diferentes almas de la América católica”, agregó La Repubblica.
“Tiene una profunda sensibilidad hacia las cuestiones sociales y culturales, y podría dar continuidad a un pontificado orientado al diálogo”.
Hay críticos que se han atrevido a citar que León XIV, por ser originario de Chicago, Estados Unidos, es otro triunfo de Donald Trump.
Tras la muerte del Papa Francisco, el republicano Trump propuso al cardenal Raymond Leo Burke como candidato al papado, argumentando que representa al sector más conservador de la Iglesia en Estados Unidos y comparte muchas de sus ideas políticas y valores.
Raymond Leo Burke representa a la línea más tradicionalista dentro de la Iglesia en Estados Unidos y sus ideas coinciden con las que tiene el magnate gringo. Se enfrentó a Francisco y jamás aceptó su papado liberal.
La elección del nuevo Pontífice sorprendió a muchos fieles, así como a figuras políticas internacionales, entre ellos el presidente de Estados Unidos, quien habría mostrado su apoyo al cardenal Raymond Burke como candidato papal, aunque la decisión final recayó exclusivamente en el cónclave de 133 cardenales.
Tras la muerte del Papa Francisco, el republicano Trump propuso al cardenal Raymond Leo Burke como candidato al papado, argumentando que representa al sector más conservador de la Iglesia en Estados Unidos y comparte muchas de sus ideas políticas y valores.
Raymond Leo Burke representa a la línea más tradicionalista dentro de la Iglesia en Estados Unidos y sus ideas coinciden con las que tiene el actual presidente estadounidense.
El frustrado candidato trumpista estudió teología en la Pontificia Universidad Gregoriana y fue ordenado sacerdote en 1975 por el papa Pablo VI. Posteriormente, fue nombrado obispo de su diócesis natal y, en 2003, arzobispo de Saint Louis, Missouri, una de las diócesis más antiguas de Estados Unidos.
Dentro de la Curia Romana, Burke ha sido miembro de la secretaría de Estado, la Congregación para el Culto Divino y la Congregación de los Obispos.
En 2008, el Papa Benedicto XVI lo designó Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, reemplazando al cardenal Agostino Vallini.