EL OTRO DATO/ Acarreo caro para el domingo

JUAN CHÁVEZ. Clamó AMLO este lunes “que no vengan acarreados” a su marcha convocada para el domingo 27. Una petición sorda… porque Mario Delgado, el líder de Morena, anda recorriendo los estados para demandar a los gobernadores que envíen a la Ciudad de México “importantes contingentes”.

Las calles aledañas al Monumento a la Independencia serán inundadas por los autobuses de los “acarreados” a la marcha de los morenistas traídos desde el sábado o el domingo muy temprano, desde sus lugares de origen.

Luego de la marcha, en encabezará López Obrador a partir de las 9 horas, las calles que rodean al Zócalo serán también el estacionamiento de esos autobuses acarreadores de morenistas.

Esa será la diferencia de las marchas.

Hoy la sociedad organizada, esencialmente compuesta por la enorme clase media, casi siempre amodorrada, ha despertado ante el peligro de la amenaza totalitaria. Y lo más célebre es que marchó libre, seria, responsable y sin un solo acarreado, por todo Paseo de la Reforma.

A la mala fama deberá condenar a sus políticos, aquella sociedad que sea obligada a ser pastoreada, como animales, para conducirlos a un evento electorero, sin mayor significado ni relevancia para ellos.

Sin embargo, durante décadas, la forma que tenía el PRI para mostrar su potencia política fue el atiborramiento del Zócalo con las “fuerzas vivas” revolucionarias, que, desde ignotas zonas, sobre todo las más depauperadas y desvalidas, eran transportadas como recuas a gritarle loas a los gobernantes en turno.

Cuenta la leyenda que, durante la visita, en 1964 del presidente de Francia a México, Charles de Gaulle, Adolfo López Mateos reunió un nutridísimo contingente en el Zócalo para vitorear al estadista y liberador de Francia. De Gaulle se sorprendió por los tumultos congregados y le preguntó a don Adolfo: ¿Y todos estos miles de personas no solo lo apoyan, sino también lo quieren? Orgulloso, López Mateos le contestó que sí, que lo apoyaban y lo querían. Taciturno, De Gaulle reaccionó: ¡Qué envidia, a mí los franceses solo me necesitan!

Por supuesto el contingente era fake. El acarreo había sido descarado para conjuntar una masa que al unísono proclamara: ¡Vive la France! y escuchara La Marsellesa. Se trataba del signo de aquellos tiempos: embarazo de urnas, alteración de actas y acarreos infames. Así se ganaban las elecciones. Y eso precisamente combatió Acción Nacional desde su fundación en 1939, con paciencia y trabajo constante de ciudadanización, hasta que, recién nacido el siglo XXI, ganó la calle, movilizó a millones de ciudadanos y echó al PRI de Los Pinos.

Luego de la marcha rosa, verificada el pasado domingo, con el objetivo de defender al INE en contra de la amenaza de suprimirlo, como suele ser la receta del presidente; la narrativa del poder ha cambiado.

Ahora el presidente responderá con la organización de una multitudinaria manifestación de apoyo, organizada desde Palacio Nacional. Pero su evento carece de legitimidad desde el momento en que ha sido convocado en la sede del poder. El domingo las calles se llenarán de camiones foráneos que transportarán, previo pago, torta y lonche a miles de subordinados y coaccionados por los operadores electorales de Morena y del gobierno. El acarreo, sin embargo, desacredita la acción, porque carecerá del acento ciudadano, al permitir que los arreen ignominiosamente hasta la plaza pública. Es abusivo y criminal despojar a las personas de sus atributos civiles. Todo, independiente al costo que entrañará la “marcha de la venganza” del berrinchudo L(i)opez.

www.entresemana.mx

Check Also

EL OTRO DATO/ México tiene dos fiscales federales

JUAN CHÁVEZ Para lo que se ofrezca, que es mucho lo que se requiere en …