EL OTRO DATO/ Abrazos, no guamazos

JUAN CHÁVEZ

Rara vez le entro a los comentarios en el terreno deportivo, pero ahora lo hago porque el sábado me receté la pelea Canelo-Charlo.

No hubo nocaut del Canelo, pero su triunfo por decisión unánime, le permitió no bajar frustrado del ring.

Lo evidente fue que no pudo sacudirse de los mañosos abrazos de Jermell Charlo, que puede tener como disculpa el no haber tenido actividad en el ring en los últimos dos años y verse obligado a subir 14 kilos, para estar en el peso de los supermedios.

La pelea fue promovida como el “indiscutido vs. indiscutido” y llenó, con 20 mil asientos, la T-Mobile-Arena de Las Vegas. por decisión unánime

El mexicano mostró superioridad ante su rival, quien no logró quitarle los títulos de peso supermediano al mexicano.

Cuatro meses después de su última pelea, el tapatío logró su victoria número 60 ante el estadounidense, que buscaba quitarle sus cuatro cinturones al “Canelo”,  dos categorías arriba de las que normalmente pelea, aunque no pudo.

El mexicano se impuso con dos tarjetas favorables: 118-109 y 119-108, con lo que logró por decisión unánime ser campeón de este combate y, por consecuencia, retener sus cuatro cinturones que lo hacen campeón indiscutido en la categoría de peso supermediano.

Con la victoria del sábado, El “Canelo” mantiene 39 de sus triunfos por la vía del nocaut, pero suma uno más a su trayectoria, alcanzando ahora un récord de 60-2-2.

Cabe destacar que, además de subir 14 libras para enfrentar a Álvarez Barragán, Jermell Charlo tenía dos años sin pelear, por lo que es probable que esto influyera en su resultado, que ahora lo deja con un récord de 35-1-2.

En todos los rounds hubo abrazos. Conté seis en un round, práctica que empleó Charlo para evitar los derechazos fulminantes del Canelo. No obstante, en uno cayó e hincado recibió la cuenta de protección del referi.

El round 7 fue aquel donde hubo más acción, pues Saúl Álvarez mandó a la lona a su rival, quien por unos segundos pareció desorientado e incluso provocó que el réferi le hiciera un conteo de protección, que es cuando cuentan 10 segundos para que el boxeador se levante y decida si puede continuar o no con la pelea.

“Demostré en 12 asaltos quién es el mejor. Soy un tipo fuerte, ese es el “Canelo”, no me importa quién será el próximo rival”, dijo Álvarez en inglés, después de que lo anunciaran como el vencedor de esta pelea.

Y no podía terminar su discurso con el clásico grito: “¡Viva México, cabrones!”, causando la emoción del público.

Pero la mexicana Danna Paola fue también triunfadora, al interpretar el Himno Nacional en forma magistral, la única que, hasta ahora, lo ha logrado dentro de los cánones de la letra y de su acompasada música.

Antes de ella, en eventos donde se entonan los himnos, habían fracasado los famosos Coque Muñiz, Ana Bárbara, Vicente Fernández, María León y Ángela Aguilar.

Lo más destacado, con todo, es que el “Canelo” obtuvo un triunfo de 50 millones de dólares. Aunque me empeñe en afirmar que, al estilo del dueño de Palacio Nacional, “hubo abrazos, no guamazos”.

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