EL OTRO DATO

México y Ucrania, víctimas del expansionismo (3)

JUAN CHÁVEZ. La invasión. México en esos turbulentos tiempos de la guerra con Estados Unidos, llegó a estar 12 días sin gobierno visible. Parecía que México se hundía.

Y con el conflicto bélico encima tuvo que combatir a los mexicanos de 6 estados que pretendieron declararse repúblicas independientes, entre ellos Tabasco, que lo intentó 2 veces, en 1841 y 1846, pero fue reincorporado por las fuerzas del Ejército.

Los texanos estaban preocupados por las restricciones a la esclavitud que imponían las autoridades mexicanas, que habían abolido dicha institución en el resto del territorio y toleraban marginalmente su presencia en Texas.

En 1836 una multitud de independentistas texanos, comandados por William Barret Travis y Davy Crockett, se hicieron fuertes en la antigua misión de El Álamo, en San Antonio de Béjar, y se declararon en contra de la dictadura de Antonio López de Santa Anna, declarando también la independencia de Texas.

La respuesta mexicana no pudo ser otra que eliminar a los rebeldes y obligar a la provincia a continuar dentro de México. A ello estuvo encaminada la expedición de Santa Anna, quien, si bien pudo someter por la fuerza a los texanos en El Álamo, Goliad y El Encinal del Perdido, fue completamente derrotado en la batalla de San Jacinto a manos del general Samuel Houston.

Los texanos recibieron apoyo de parte del ejército, el gobierno y la población estadounidense. Por lo anterior, el ministro mexicano en Washington, Manuel Eduardo de Gorostiza, protestó ante el gobierno estadounidense por el paso de tropas estadounidenses mandadas por el general Gaines a través del río Sabine. Los datos históricos concuerdan que esta movilización había sido ordenada por el presidente Andrew Jackson.

De 1836 a 1845 Texas se gobernaría como república independiente, y México la consideraría como una provincia renegada. La retirada del ejército mexicano no consolidó la existencia de una frontera clara entre Texas y México. Hubo una serie de ataques y contraataques de parte del ejército mexicano, de 1836 a 1843; San Antonio Béjar fue recuperado y perdido por los mexicanos, y los texanos no lograron dominar el territorio más allá del río Nueces.

En Texas se formarían dos grupos políticos: una pequeña porción, partidaria de la independencia texana, cuyos representantes más importantes fueron Anson Jones y Ashbel Smith; la otra, más numerosa y popular, la encabezaba Samuel Houston y estaba a favor de la anexión a los Estados Unidos.

Durante ese tiempo México rompe relaciones con Francia; España, Inglaterra y las intrigas de Santa Anna terminarían por derrocar al presidente Herrera a través de la sublevación del general Mariano Paredes Arrillaga y el apoyo del ministro español en México, Salvador Bermúdez de Castro, cuyas instrucciones pretendían colocar a un príncipe de la casa de Borbón como Rey de México.

La administración de Paredes solo sirvió para dividir aún más a los mexicanos y precipitar la declaración de guerra de los Estados Unidos, acaecida el 13 de mayo de 1846. Para agosto, en plena guerra, es derribado Paredes. Prácticamente al mismo tiempo llega Santa Anna, que vivía exiliado en Cuba, y rápidamente asume una posición de liderazgo frente a la invasión.

De 1836 a 1845 Texas se gobernaría como república independiente, y México la consideraría como una provincia renegada. La retirada del ejército mexicano no consolidó la existencia de una frontera clara entre Texas y México. Hubo una serie de ataques y contraataques de parte del ejército mexicano, de 1836 a 1843; San Antonio Béjar fue recuperado y perdido por los mexicanos, y los texanos no lograron dominar el territorio más allá del río Nueces.

Santa Anna realizó actos heroicos a pesar de las limitaciones de su ejército. Sin embargo, sus decisiones no fueron las más afortunadas y significaron su derrota. Ejemplo de lo anterior es la batalla de la Angostura, en Coahuila, que Santa Anna ganó. No obstante, decidió retirarse sin tomar prisioneros ni obtener las armas y parque enemigos. Los estadounidenses, derrotados, se sorprendieron al día siguiente, cuando no vieron las huellas del ejército de Santa Anna. Los historiadores tienden a decir que los estadounidenses ganaron por «default».

A su regreso a la ciudad de México, la sola presencia de Santa Anna desarmó la revuelta llamada «sublevación de los Polkos», iniciada por las medidas reformistas que atacaban los intereses del clero, llevadas a cabo por Valentín Gómez Farías.

Ante la invasión y las batallas perdidas, el ejército de Santa Anna se divide, el general renuncia a la Presidencia y ataca la guarnición norteamericana en el llamado sitio de Puebla, pero es derrotado por una columna de refuerzo en la batalla de Huamantla y destituido del ejército, con la amenaza de ser sometido a una corte marcial decide marchar nuevamente al exilio.

México parecía estar destinado a desaparecer, pues no hubo cabeza de gobierno visible durante doce días.

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