El inacabable Orson Welles… Los planos del villano (III/IV)

Glen Rodrigo Magaña / HOMO ESPACIOS

“- Vamos, léeme el futuro.

-No tienes futuro.

– ¿Qué quieres decir?

– Se te acabó el futuro. ¿Por qué no te vas a casa?”

Touch of Evil (1958) – O.W.

Ciudad de México, 11 de noviembre (entresemana.mx). La franca “Ciudad de la luz”, estrenó en 1950 la puesta en escena “The Unthinking

Lobster”, dirigida por Welles y que criticaba la crueldad de la industria hollywoodense.

En 1953, el cineasta estadounidense fracasa en su intento de llevar a la pantalla grande tres cuentos de la Baronesa Karen Blixen, año en la que conoció a la aclamada escritora danesa, sería hasta quince años más tarde cuando lanza el filme The Inmortal Story.

Paris by nigth (1968), adaptación de la colección “Anecdotes of Destiny” de Karen Christence Blixen-Finecke.

Durante 1954, realiza el rodaje de Mr. Arkadin (1955), coproducción entre Francia, España y Suiza, en su reparto aparece la hermosa actriz Paola Mori con quien se casó en Londres en 1955, al ser su tercera esposa y la madre de su última hija, Beatrice Giuditta Welles. El filme es recordado por una fábula narrada por el multimillonario Gregory Arkadin, interpretado por Orson Welles: “Había un escorpión que quería cruzar el río y le pide a una rana que lo cargue al otro lado. ‘No, no, gracias’, le contesta la rana, ‘si me llevas en la espalda me podrías picar con tu aguijón y tu veneno es mortal’. ‘¿En dónde está la lógica de eso?’, contesta el escorpión, ‘si te pico, tú morirás y yo me ahogaría’.

Esto convenció a la rana, que accedió a llevar en su espalda al escorpión. Sin embargo, cuando iba a la mitad del río, la rana sintió un gran dolor y se dio cuenta de que el escorpión la había picado. ‘¡Lógica!’, gritó la rana, mientras moría, llevándose al escorpión con ella, ‘¡no hay lógica en esto!’. ‘Ya sé’, dijo el escorpión, ‘pero no puedo evitarlo: es mi naturaleza’”.

La mayoría de la filmografía de Welles destaca por sus villanos, quienes son el aporte reflexivo de su narrativa fílmica, el catalizador de su crítica, reflejo de la distensión social y quizás un acercamiento claro es Touch of Evil (1958) o castellanizado como “Sed de mal”,  donde Orson encarna al corrupto y caótico capitán de policía Hank Quinlan, que contó con las brillantes actuaciones de Charlton Heston, Janet Leigh, Joseph Calleia, Akim Tamiroff y Marlene Dietrich, bajo el sello de la Universal-International Pictures. Joya del “film noir”, con un increíble plano secuencia y para muchos críticos su segundo mejor rollo, donde el ingenio de Welles fue el adaptar una novela simple de Whit Masterson, en una obra maestra de la cinematografía, por cierto, sin gloria, ni nominaciones de los Estados  Unidos en aquella época, solo contó con el galardón de la Federación Internacional de Críticos de Cine en la Feria Mundial de Bruselas de 1958, además de que tuvo que ser estrenada en Europa, para no herir con verdades o exhibir las fallas del sistema de justicia estadounidense.

En julio de 1957, iniciaría un ambicioso proyecto fílmico, “Don Quixoje”, basado en la novela de Cervantes, pero colocando al delirante caballero en un entorno moderno, una mezcla de cine experimental con literatura de caballerías del siglo XVII, donde participó su “Dulcinea italiana” Paola Mori. La obra cervantina de Welles fue una de sus mayores frustraciones, ya que no logró culminarla, pero en 1992, la firma ibérica El Silencio, logró armar y dar un cierto orden a las secuencias grabadas por el cineasta en España y México de 1957 a 1963, lanzando el filme “Don Quijote de Orson Welles”.

Otra de las facetas creativas de Welles sería expuesta a mediados de la década de los cincuenta, hablamos de sus dibujos, los cuales formaron parte de una serie de seis cortos televisivos de la BBC llamada “Orson Welles' Sketch Book” y que en el 2018 retomara el documentalista irlandés Mark Cousins en su cinta The Eyes of Orson Welles, al acceder de manera exclusiva a cientos de dibujos y pinturas privadas de Orson para sumergirse en su arte visual, otorgadas por la hija del cineasta, Beatrice Welles.

Welles, en la edición número 12 del Festival Internacional de Cine de Cannes, obtendría su único galardón como “Mejor actor” en el filme Compulsion (1959) de Richard Fleischer, por su papel del abogado “Jonathan Wilk” con su extraordinario argumento final contra la pena de muerte en el juicio de los homicidas y altivos estudiantes burgueses, Artie Strauss y Judd Steiner.

Filosofía wellesiana…

“Es imposible hacer una buena película sin una cámara que sea como un ojo en el corazón de un poeta…”

O.W.

El trabajo escénico de Orson Welles culminaría en 1960 con dos obras: “Chimes at Midnight”, estrenada en el Grand Opera House de Belfast, donde interpretó al robusto Sir John Falstaff, que años más tarde adaptara esta fusión de reyes shakesperianos en la pantalla grande y “El rinoceronte”, escrita por Eugène Ionesco bajo la dirección de Welles, considerada una de las puestas más destacadas en el “Teatro del absurdo”, montada en el Royal Court Theatre de Londres en abril de aquel año.

Las letras inconclusas de Franz Kafka, El proceso, fue la única cinta distópica dirigida por Welles, el filme lanzado en 1962, muestra la opresión psicológica en una sociedad deteriorada donde cualquier persona puede ser enjuiciada sin razón alguna, dominando a los individuos en la angustia y en la búsqueda de algo llamado “justicia”, un anzuelo que nunca lograrán alcanzar a menos que dejen de existir.

Mientras rodaba este filosófico rollo, Orson conocería a la escultora, escritora y actriz croata Olga Palinkaš, conocida como “Oja Kodar” en Zagreb, Yugoslavia, último amor del cineasta, aunque nunca se divorció de Mori. Cuentan que la actriz italiana se enteraría del romance con Kodar hasta 1984 y otros biógrafos apuntan que fue desde mediados de los años sesenta, cuando Welles se distanciara de Paola Mori.

En 1965 se estrenaría Campanadas a medianoche, ganadora de la “Palma de oro” en el aniversario número 20 del Festival de Cine de Cannes y considerada por el mismo Welles, su mejor filme, adaptación de su puesta en escena de 1960 donde rinde homenaje a su ídolo William Shakespeare, al fusionar textos de las obras Enrique IV, Ricardo II, Enrique V y diálogos de Las alegres comadres de Windsor. Bajo la filosofía de “Falstaff”, Welles vuelca su desprecio hacia la burguesía y sus absurdos “valores aristocráticos”, un argumento claro, es la respuesta de sir John Falstaff sobre “el honor” respecto a la batalla de Shrewsbury: “¿Y si el honor me empuja hacia adelante y me manda al otro mundo? El honor no puede reponerme un brazo, ni quitar el dolor de una herida, ni es diestro en cirugía. ¿Qué es el honor? Aire, sólo aire. ¿Quién lo obtiene? El que murió el miércoles pasado, ¿lo siente? No. ¿Es cosa insensible? Sí para los muertos, pero ¿puede vivir entre los vivos? No. Las malas lenguas no lo permiten. No quiero saber nada de él. El honor es un escudo funerario, este es mi catecismo”.

Otro de los filmes concluidos en aquella década fue The Inmortal Story. Paris by nigth (1968) -que mencioné anteriormente-, pero en el tintero de su filmografía quedarían títulos como: The Bible: in the beginning (1966) que realizara su amigo John Huston y donde Welles solo fuera coguionista del capítulo sobre “Abraham”, pero según el propio Orson pidió que se retirara su nombre en los créditos; El mercader de Venecia, que terminara en 1969 con un corte de 35 minutos de duración, pero a causa del robo de los dos únicos carretes sonorizados, solo quedaron fragmentos de la cinta y fue hasta el 2015, en el 72º Festival Internacional de Cine de Venecia, que se mostró una versión restaurada con el descubrimiento del guion original y las notas del compositor Angelo Francesco Lavagnino, la banda sonora fue interpretada durante la proyección por la Orchestra Classica di Alessandria y el rollo The Deep, basada en la novela “Dead Calm” de Charles Williams, nunca terminó de grabarse, se perdieron todos los negativos y solo se cuentan con dos copias de trabajo.

Además, Welles intento montar en teatro “Lo que el viento se llevó”, sin éxito en 1964, y durante 1965, busco consolidar su propia productora en España, pero al final, fue orillado a aceptar otros proyectos por falta de recursos.

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