El grito anhelado

JAVIER ESQUIVEL DÍAZ, “¡Presidenta!, ¡presidenta!, ¡presidente!, ¡presidente!” son los gritos más anhelados que quisieran hoy escuchar las y los políticos que buscan ocupar el lugar más privilegiado en Palacio Nacional en 2024.

Es el sonido de bocas de personas que no han reflexionado el pasado ni el presente político de las personas que hoy aspiran a la Presidencia de la República, pero que al ser escuchado entra en los sentidos, alimenta el alma y el ego para los que va dirigido.

Dicha exclamación se ha convertido en el termómetro e indicador de popularidad interna, como si al que más estruendoso le gritarán más aprobación obtendrá.

Es el alarido electoral por el que vale la pena pagar el costo político del viaje a los estados de la República donde hay elecciones. Dejar por un momento las funciones del servicio público o legislativo y recibir andanadas de críticas para ellas y ellos bien lo vale.

Sin esta manifestación ruidosa que entonan las porras no hay rentabilidad mediática. Si el grito no es natural y espontaneo, no importa, se busca que se escuche, se viralice, se publique en prensa y en redes sociales, aunque sea de forma artificial.

En el fondo ellas y ellos, aspirantes tanto de Morena, PRI, PAN o MC o del partido que sea, saben en el fondo de sus consciencias que más que conseguir los vítores que los proclamen candidatas o candidatos o los gritos de “presidenta, presidente” requieren lo que hasta ahora el cargo público o la conducción partidista no les ha otorgado a nivel nacional: carisma, popularidad, originalidad y simpatía.

El ser atractivo y agradable para la mayoría poblacional y reunir los atributos necesarios para empatizar con la gente no será nada fácil cuando la comunicación de cada uno de ellas y ellos ha sido acompañada de escases de resultado a las verdaderas necesidades de la gente, de polarización, de conflictos y de descalificaciones.

Mucho tendrán que hacer para conseguir esos atributos que generan magnetismo y poder de atracción que despierte el interés y la admiración de las personas. Se antoja lejos en tiempo, pero para todo que se requiere en menos de 24 meses es muy breve el lapso.

Kenneth Galbraith, en diversos momentos de su obra académica, señaló que las personas que cuentan con cercanía, confianza y empatía siempre tendrán una ventaja competitiva y comparativa sobre sus contrincantes. En la actualidad ninguno de los partidos políticos cuenta con un aspirante con esas características.

A pesar de que hoy los y las aspirantes son personajes con altos niveles de conocimiento por su labor en la esfera política y que destacan por su alta capacidad en la toma de decisiones públicas e influencia política, ninguno por si solo ganaría con holgura la Presidencia de la República. Requieren de la marca de sus partidos o de una alianza para ser competitivos.

Hoy por más capacidad de negociación y habilidad de generar consensos dentro y fuera de sociedades partidas, las y los aspirantes para conseguir la candidatura presidencial requieren la capacidad empática para conectar, comunicar y convencer con la gente.

Con lo conseguido hasta ahora por ellas y ellos será muy difícil lograr ser queridos por la gente, así les griten a diario por las calles: “¡Presidenta!, ¡presidenta! ¡presidente!, ¡presidente!”

@Javoesquivel

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