ADRIANA DELGADO RUIZ/ @AdriDelgadoRuiz
No, no es ningún alivio para las empresas y ciudadanos que pagamos impuestos el que el gobierno busque financiar que todas las pensiones sean del 100 por ciento del último salario. ¿La razón? Es simple: todo lo que gasta el gobierno viene de nuestros bolsillos o de deudas que adquiere a nuestras expensas.
¿Una visión mezquina? ¿Significa que los pensionados no merecen ingresos dignos? Por supuesto que no. Dimensionemos. De acuerdo con el informe Pensions At Glance de la OCDE, cuyos países integrantes están entre las economías más fuertes, un trabajador que haya iniciado su vida laboral en 2022 se retirara al final con el 61 por ciento de su último ingreso, en promedio.
Por supuesto, también es importante apuntar que las necesidades de un trabajador retirado no son las mismas que en su etapa productiva cuando regularmente está construyendo su patrimonio y tiene dependientes económicos que después se vuelven adultos autosuficientes.
¿Hay países con mejores perspectivas? En el sistema de los Países Bajos, rankeado como el mejor del mundo por el Índice Global de Pensiones 2023, de Mercer y el CFA Institute, un trabajador puede llegar a pensionarse con hasta el 90 por ciento de su último salario, dependiendo de variables como la edad de jubilación, los años trabajados e incluso de las condiciones en que estén de los mercados financieros.
¿El Estado paga su pensión? No, es un sistema de ahorro que incluso tuvo que ser reformado el año pasado para garantizar su viabilidad, en que los trabajadores pueden decidir qué fondo administrador de pensiones privado lo administra y hasta qué tipo de riesgo quiere asumir, bajo la regla básica de que un mayor riesgo implica una tasa de capitalización más alta, y viceversa.
Por supuesto, el Estado participa mediante una pensión básica contributiva. Sobre esa base, cada trabajador y su patrón construyen el ahorro adicional necesario para tener un retiro tan próspero como deseen.
¿Qué sabe México que no sepan los Países Bajos? ¿Es una aspiración legítima que el Estado mexicano busque mejorar las pensiones de los trabajadores aquí? Sin duda, se ve como una gran intención, pero hagamos números. Para este 2024, el presupuesto del gobierno será de 9.06 billones de pesos, de los cuales 1.9 billones se solventarán con endeudamiento, es decir, 21.5 de cada 100 pesos.
De todo ese dinero, 1.99 billones están destinados al pago de pensiones, entre jubilaciones laborales y las de programas sociales. La cantidad es preocupante por donde se le vea: representa el 23 por ciento de todo el gasto público y el 5 por ciento del PIB. Más aún, en los siguientes años no se espera que vaya a reducirse gradualmente, sino todo lo contrario.
¿Soportará realmente un gasto todavía mayor en pensiones con una reforma como la que plantea el gobierno sin que eso signifique descuidar más otros rubros como la educación o la salud? ¿O significará más endeudamiento que a la larga meta en problemas severos a toda la economía?
La reforma de 2020 ya está enfocada en mejorar el sistema mexicano de pensiones. Los empresarios accedieron a incrementar gradualmente sus aportaciones de 6.5 a 15 por ciento del Salario Base de Cotización a las cuentas de retiro de sus trabajadores y se estableció un tope de comisiones de las Afores.
Sí hay soluciones que no impliquen hipotecar el futuro de todo el país.
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