ADRIANA DELGADO RUIZ (El Heraldo de México). No cambian o lo hacen para seguir igual. ¿Cómo puede la oposición dejar de perder si no supera los usos y costumbres de cuando tuvo el poder? El líder del PRI, Alejandro Moreno, con su estela de escándalos, ya dijo que no renunciará, pero sí dejó sola a Carolina Viggiano en Hidalgo, en el último momento. Fuentes internas del partido atribuyen esa derrota al coordinador de campaña, Marco Antonio Mendoza Bustamante, y a la necedad de la candidata.
‘Alito’ prefirió ir a levantarle la mano a Esteban Villegas, de extracción priista en Durango, entidad donde el todavía gobernador, José Rosas Aispuro, renunció a las filas del PRI para ser candidato del PAN acusando a ese partido de estar asociado con el crimen organizado. El líder de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, dice que no se une a la alianza Va por México porque es un fracaso.
Perdidos cuatro estados y ganados dos el domingo, la siguiente escala de la oposición es 2023. En Coahuila, los Moreira mantienen el dominio político. Rubén, el exgobernador más reciente de esa familia y el también exmandatario Enrique Martínez, perfilan al exdiputado local Manolo Jiménez Salinas como aspirante. De concretarse, en el Estado de México la candidatura del PRI, con o sin sus aliados, sería para una mujer. ¿La diputada federal Ana Lilia Herrera? ¿La secretaria de Desarrollo Social mexiquense, Alejandra Del Moral?
El desempeño del INE en los comicios del domingo permitió un día limpio de incidentes importantes y los esfuerzos de la consejera Carla Humphrey fructificaron en candidaturas femeninas como nunca antes y dos nuevas virtuales gobernadoras. Luces y sombras: en Aguascalientes la gubernatura se disputó entre solo mujeres, mientras que en Tamaulipas no hubo espacio para ninguna.
Hay quienes ven los triunfos electorales de Morena como un avance democrático y otros como la formación de un partido hegemónico. ¿Las derrotas de la oposición son un signo de retroceso o de incapacidad para convencer al electorado?
Los resultados preliminares perfilan a Morena gobernando 20 de las 32 entidades federativas, que significan el 65 por ciento del territorio nacional y el 54.83 por ciento de la población. Esos números, además de la Presidencia de la República y el tamaño de sus bancadas legislativas lo convierten indiscutiblemente en el partido mayoritario, pero no hegemónico.
Cuando el PRI sí lo fue, mantenía un control corporativo sobre los sectores obrero, campesino y popular, además de dominio total del gobierno, el Congreso y el sistema electoral. En 1976 solo su candidato a la presidencia, José López Portillo, apareció en la boleta, así que tuvo que inventarse una imagen democrática para el mundo.
A Morena no le conviene la hegemonía. Requeriría de un proyecto político de muy largo aliento, con un consenso casi absoluto y estaría más que expuesto a ambiciones opuestas y rupturas continuas. Hoy, la competencia electoral es real.
El problema de la oposición es que no presenta un proyecto claro y propositivo de país con visión de futuro y, muy importante, no está acercarse a los ciudadanos haciendo trabajo de campo. Nada más a nivel federal, este año el PRI le está costando al bolsillo de los mexicanos 1,084 millones de pesos; el PAN, 1,106 millones y el PRD, 436 millones, además de todo el dinero que también están recibiendo de los órganos electorales de los estados. ¿Qué nos dan a cambio?
El avance democrático debe mantener su esencia fundamental que es el respeto por la ley. Nadie por encima de ella, llámese presidente, gobernador o quien sea. Así es como florece la democracia.