Banco Azteca nació en 2002, creado desde cero, pero con más de 800 sucursales aprovechando la infraestructura y experiencia de Grupo Salinas
ADRIANA DELGADO RUIZ (El Heraldo de México). Hace 20 años, la banca mexicana vivía uno de sus momentos más oscuros. Estaba en manos de un oligopolio controlado por manos extranjeras, por completo renuentes a admitir competencia. Los seis bancos más grandes concentraban el 85 por ciento del mercado. Uno, adquirido por un grupo financiero estadounidense, dos por españoles, uno por británicos y la extranjerización del sistema de pagos continuaba su curso.
¿Eso se tradujo en innovación y competencia? Por supuesto que no. Los mexicanos que lograban acceso a servicios bancarios se enfrentaban con horarios reducidos, filas interminables, mala calidad en el servicio y productos financieros absolutamente limitados.
Desde la gran crisis que azotó al país en 1995, cuando miles de mexicanos perdieron sus patrimonios, empleos y formas de subsistencia, el gobierno zedillista empleó una cantidad obscena de recursos para salvar a los bancos, haciendo privadas las ganancias y públicas las pérdidas, dejando al país con una deuda tan grande que terminaremos de pagar hasta el 2070.
Como tiro de gracia, luego de ser rescatados, esos bancos fueron vendidos a grupos financieros extranjeros que hoy llevan las ganancias que obtienen en México a sus sedes centrales.
Tras años de negativas gubernamentales, el empresario Ricardo Salinas logró llegar a ese mercado rompiendo paradigmas, convencido y convenciendo de la necesidad de una institución que atendiera a los sectores que la banca tradicional mantenía olvidados, para proveerles de oportunidades de bienestar, progreso y generación de riqueza.
El camino tuvo grandes obstáculos. El principal, que el secretario de Hacienda de entonces, Francisco Gil Díaz, se encargó de otorgar una licencia que limitaba al mínimo el nivel de depósitos y créditos, para no afectar los intereses del oligopolio bancario al que servía en realidad. El escollo fue superado tras meses de duras gestiones.
Banco Azteca nació en 2002, creado desde cero, pero con más de 800 sucursales aprovechando la infraestructura y experiencia de Grupo Salinas en el sector comercio, mediante las tiendas Elektra y otras subsidiarias.
El impacto positivo se dejó ver claramente en muy poco tiempo. En los municipios donde se abrieron esas primeras sucursales, la proporción de personas adultas con un negocio se incrementó en 7.6 por ciento; creció el empleo y el ingreso promedio de las familias; aumentó la proporción de mujeres trabajadoras asalariadas, quienes además vieron alzas en su ingreso promedio en nueve por ciento y los hombres en cinco por ciento. Todo eso, medido puntualmente por el Banco Mundial.
El objetivo de Banco Azteca es la inclusión financiera. Hoy, hace tres millones de movimientos diarios, ha bancarizado a casi 30 millones de mexicanos que otra manera no habrían tenido acceso a estos servicios y ahora pueden obtener créditos para actividades productivas, generar bienestar y mejorar su calidad de vida. Además, entrega casi la mitad de las remesas que nuestros migrantes envían a sus familias anualmente desde Estados Unidos: 20 mil millones de dólares.
Romper la mafia del oligopolio también trajo innovación. Banco Azteca no solo tiene la red de sucursales más grande que llega a más lugares. También fue el primero en implementar la huella biométrica, poniendo a sus cuentahabientes 10 años adelante, y tiene la app más segura y confiable de todo el mercado, además de otra superapp con múltiples servicios de vanguardia. La digitalización se tradujo en servicios de excelencia.
Este 26 de octubre, Banco Azteca cumple 20 años de inclusión financiera e impulso de la prosperidad incluyente.
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@AdriDelgadoRuiz