¿Dónde están nuestros políticos?

No discutía los argumentos críticos; se dedicaba a colmar de datos paralelos. Alfonso Guerra.

FLORENCIO SALAZAR (SemMéxico, Chilpancingo, Guerrero). La política es de definiciones. Una debe ser la línea y en ella aplicarse para llevar ideas y acciones con la brújula de los principios. Hay momentos cruciales que definen al político. Benjamín Disraeli fue un frívolo: vestía a la última moda con colores estrambóticos; era enamoradizo y lleno de deudas según André Maurois, uno de sus biógrafos. Después de dos derrotas fue electo miembro del Parlamento inglés; saltaba de un partido a otro. Al final se quedó en la bancada tory (conservadora). Fue primer ministro de la reina Victoria, que marcó una época del imperio británico.

Más cercano a nosotros, Miguel Hidalgo y Costilla. Le gustaban la jugada, los gallos y las damas y no precisamente chinas; pero como párroco conocía la desafortunada realidad del pueblo. La pobreza y la injusticia lo volvieron un conspirador y después en el líder del movimiento insurgente. No hay que pedirle al político certificado de pureza, pues todo el tiempo está tentado por las ambiciones y los intereses que nutren al poder. La prueba es cuando se debe actuar con contundencia en momentos cruciales.

El político informa, orienta, articula voluntades, alerta de riesgos, asume compromisos y conduce. Pero hoy, cuando México necesita de su clase política democrática, muchos políticos nadan de muertito. Presentan iniciativas, declaran, se indignan en asuntos secundarios; asumen la política de la distracción. Con una agenda mediática pretenden flotar; quieren hacernos creer que sí hacen, que sí representan. Mas en lo significativo, cero.

En la revista Proceso 2416 de este domingo, el articulista Javier Sicilia escribe Il gran rifiuto (la gran renuncia), a propósito de la separación del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas del Colectivo por México. Señala el también poeta que al apartarse Cuauhtémoc Cárdenas de la lucha por la democracia crea un vacío y cuestiona las decisiones que ha tomado desde la elección presidencial de 1988. No voy a especular sobre los motivos de esa sorprendente decisión.

Nuestra democracia está en un riesgo real y no disponemos de hechos categóricos que demuestren la responsabilidad de la mayoría de los políticos con su país. Ahí está el caso de algunos ex gobernadores: desayunan periódicamente, charlan de esto y aquello, salpican anécdotas. Su foro es plural y han invitado a legisladores de Morena y al secretario de Gobernación “a dialogar”. No se ha sabido que hayan presentado propuestas para corregir el sistema de salud o pedido explicaciones sobre el plan B que pretende desmontar al INE. No hay un solo pronunciamiento sobre los temas que sí importan a los mexicanos. La fotografía del grupo es su mayor satisfacción. Dejaron el poder en sus entidades federativas y han pasado a formar parte de la socialité.

La única pluralidad posible es la de las diversas expresiones democráticas de México. Pretender acuerdos con el gobierno es darse de topes con la pared. Ahí está la respuesta a la brillante propuesta del cándido diputado Santiago Creel al llamar al Ejecutivo al diálogo y a la reconciliación nacional. “Cuál diálogo –contestó AMLO– quieren volver a sus moches”. El presidente López Obrador sí sabe lo que quiere y cómo obtenerlo. Del otro lado saben qué, cómo, pero no con quién.

La política es el arte de alcanzar acuerdos, el desarrollo de habilidades para lograr propósitos, caminar sobre brasas, dijo Reyes Heroles. Pero la actual “clase” política al parecer no está enterada. Los partidos políticos siguen mostrando posibles candidatos sin mérito para gobernar o bien que ya pasaron sus mejores días. Le apuestan a una alianza opositora que probablemente será traicionada. Morena avanza con sus corcholatas. La oposición carece de estrategia para definir una candidatura unitaria a la Presidencia de la República y el tiempo se escurre. Señores, señoras, por favor, revisen, analicen. No se confundan con las masas de la marcha ciudadana de noviembre 22 creyendo que es un volumen compacto y definitivo. Si no se busca un candidato, candidata, que proceda de la sociedad civil, que tenga el prestigio de honorabilidad, conocimiento y buenos resultados en sus actos; con la experiencia para gobernar este país nuestro, del que se recibirán pedazos, el electorado caerá en el desencanto, la frustración y la dispersión

El mañana es hoy porque el ayer ya lo estamos viviendo. ¿Dónde están esos políticos que una y otra vez juraron lealtad a los intereses de la nación? No se puede navegar en dos aguas. Señaló Enrique Gonzáles Pedrero: “En política es fácil salpicarse de lodo, pero el político debe limpiarse en el primer estanque que encuentre”. Pues la defensa de la República federal y democrática es el estanque del tamaño de un lago.

Principios, convicciones y hechos necesita México. Políticos de pantalones bien puestos y políticas de faldas bien amarradas. Nomás eso.

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