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ÁNGEL SORIANO. No han terminado los festejos por el triunfo del 5 de mayo en Puebla contra los invasores franceses, y nuestra Enseña Patria es parte de los espectáculos masivos en el país, cuyo descuidado uso demuestra el poco interés que nuestras autoridades tienen para la estricta aplicación del reglamento en la materia.
Los ciudadanos mexicanos se indignaron por el grafiti a nuestro Lábaro Patrio por la cantante Rosalía en plena Plaza de la Constitución, organizada nada menos que por la puntera en las encuestas de Morena para la candidatura presidencial, y ahora en Guadalajara el Lábaro Patrio es ondeado en palos es escoba por los fans del Canelo Álvarez.
Desde luego que el ánimo y el espíritu triunfalista de los tapatíos dominó sobre las formas de hacer sentir nuestro nacionalismo luego que el millonario jalisciense se alzó en triunfo contra el británico John Rudy, pero no tanto como para improvisar una asta bandera ni usar cualquier utensilio doméstico para arengar a los compatriotas.
Hay sanciones y hay vigilancia no sólo para el mal uso de nuestros símbolos patrios, pero se ve que el entusiasmo del respetable pasa por encima de los mismos, lo cual no debe ocurrir para hacer respetar a nuestra Bandera Nacional, precisamente en momentos difíciles por los que pasa el país a nivel internacional y cuyas consecuencias están a la vuelta de la esquina.
TURBULENCIAS
Del robo poquito a no es nada
Se han popularizado frases desafortunadas de nuestros políticos de todos los niveles, desde un alcalde de Nayarit que dijo que en su gestión “robó poquito” hasta el nivel presidencial de que 100 millones no son nada, en comparación con lo que han saqueado en otros tiempos funcionarios de gobiernos neoliberales. Y quizá en el fondo tengan razón, si se toma como parámetro la compra del lujoso avión presidencial construido en el malogrado gobierno panista de Felipe Calderón para el priista Enrique Peña Nieto, y que no hubo un sólo estadista en el mundo que se interesara por el mismo tanto por decoro como por dignidad. Las comparaciones sobre los hurtos al erario público demuestran que el color partidista -priista, panista o morenista-, nada tienen que ver en el apetito del poder y del dinero que impulsa a la clase política mexicana…Será en junio cuando el líder morenista Mario Delgado se reúna con los aspirantes presidenciales para determinar la confección de la convocatoria por la que se regirá la selección del candidato. Y se extraña que el canciller Marcelo Ebrard no reciba por razones de agenda a su ex secretario de Finanzas en el Gobierno de la ciudad de México, ahora líder nacional de Morena, para abordar el tema cuando es el que más ha exigido que se determine ya la forma de elección del candidato. Y será difícil que Mario Delgado cumpla con los términos indicados, pues sólo atenderá la única decisión que viene de Palacio Nacional…Más que la celebración de la Batalla de Puebla, el festejo del 5 de mayo fue un acto político donde sólo prevaleció el Poder Ejecutivo con la ausencia de representantes del Legislativo ni el Judicial. Los poblanos Alejandro Armenta Mier y Nacho Mier Velasco, presidentes de la mesa directiva del Senado el primero y coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, el segundo, no acudieron toda vez que aspiran a la gubernatura del estado; el panista Santiago Creel, dio más importancia a un evento partidista en Aguascalientes y tampoco la ministra Norma Piña asistió al evento cívico, que fue echo a un lado con fines políticos. Lamentable porque cada vez se pierde más la institucionalidad en aras de diferencias personales por encima de los intereses nacionales…
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