ÁNGEL SORIANO. Tal parece ser que la disputa por el control de la institución a cargo de los procesos electorales en el país, se reduce a pesos y centavos, al control del presupuesto, a elegir entre la vida de opulencia o austeridad republicana, por encima de la defensa de los votos y la democracia que debe ser el objetivo real.
Desde luego que el documentado derroche de recursos públicos con fines privados del consejero-presidente y de sus allegados, no ha hecho mella en la población que sigue justificando los privilegios de la burocracia dorada, e insiste en que con la desaparición del INE se acabará la democracia, como si el INE fuera el creador o inventor de este sistema de gobierno.
Se trata, ya lo ha explicado el presidente en repetidas ocasiones, de reducir gastos superfluos tanto del organismo como de los integrantes del Congreso de la Unión, a efecto de utilizar tales recursos en programas sociales u obras de infraestructura en regiones y comunidades aisladas a finde incorporarlas al desarrollo y rescatarlas de manos de la delincuencia.
En consecuencia, no es sólo una lucha de los potentados por mantener sus privilegios, sino para hacer realidad un reparto equilibrado de los recursos públicos para que el país deje de gozar de abundancia -y más en recursos naturales-, y de limitaciones para acceder a los servicios fundamentales como salud y educación.
TURBULENCIAS
Se prepara congreso de la derecha
Acudirán a nuestro país los máximos representantes de la derecha estadunidense y de América Latina que apuntalarán a sus asociados nacionales en el propósito de tener el avance de la izquierda progresista para consolidar las ideas y empresas afines a sus intereses, para lo cual harán alianzas con amplios recursos financieros y propaganda ideológica. Esto ante la reaparición del ex presidente Donald Trump como máximo exponente de la derecha recalcitrante y que puede derivar también en mayores enfrentamientos en el sur estadunidense con la frontera con México. El presidente López Obrador se ha encargado de recordar que un vasto territorio gringo le fue arrebatado a nuestro país y en el viven miles de compatriotas y de otras partes del continente. De arreciar la lucha ideológica o de intereses, éste parece que no tendrá fin aceptable si es que se toma en cuenta la acción de extremistas blancos que actúan con violencia contra los que ahora consideran invasores. La lucha política podría ser cruente si es que no prevalece el diálogo y la tolerancia con la población migrante…Se verá hasta donde llegan los acuerdos entre organizaciones civiles y partidistas, si es que enfocan sus baterías hacia los caminos de la Ley o todo lo contrario; mientras tanto el presidente López Obrador ha dejado claro que la política migratoria de México la fija el Gobierno Federal, no los gobiernos de los estados, como se pretende hacer creer a efecto de que los estados del sur de Estados Unidos -principalmente Texas-, puedan tomar medidas drásticas en contra de los migrantes. Estos acuerdos deben contar con el visto bueno de los legisladores y del Gobierno Federal de ambos países, no de manera unilateral. Los estados no se mandan solos…En este sentido habrán de actuar los jefes de Estado que se reunirán en la ciudad de México, en la Alianza del Pacífico, para adoptar medidas de retención de sus connacionales creando nuevas oportunidades y fijando posturas claras en defensa de los derechos humanos y laborales de quienes tienen necesidad de dejar a sus familias, a su tierra y a sus costumbres -aunque estas sigan actuantes donde se encuentran-, a consecuencia de la violencia y de la falta de oportunidades…
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