Definiciones rumbo a la consulta

DULCE MARÍA SAURI RIANCHO* (SemMéxico, Mérida, Yucatán). Se acerca el 10 de abril y el momento de definir si participamos o no en el proceso de revocación de mandato del presidente López Obrador.

He leído con toda atención los argumentos a favor y en contra de acudir a las urnas el próximo Domingo de Ramos y 103 aniversario del asesinato de Emiliano Zapata.

Les presento, amigos lectores, la siguiente recopilación que, considero, recoge los principales razonamientos, tratando de hacer a un lado las descalificaciones que ocultan el debate informado.

Partidarios de ir a votar

Están conformados por dos grupos. El primero y, aparentemente más numeroso, es el del presidente de la república y de Morena. El llamado es a “defender” su gestión frente a los ataques de sus adversarios que quieren removerlo. Espectaculares con la leyenda “Que siga el Presidente” han aparecido como hongos después de la lluvia sin que, a ciencia cierta, se conozca el origen de los cuantiosos recursos para su contratación.

Entre el grupo de quienes apoyan la permanencia de López Obrador se establecerá una cerrada competencia, especialmente entre las y los gobernadores morenistas, para “convencer” a sus simpatizantes de acudir a las urnas y para dar una “ayudadita” con la movilización de ese día.

Las actitudes presidenciales auguran “premio” para los porcentajes más altos y, quizá, ¿castigo? para los que no logren mover a sus huestes con suficiente intensidad y cruzar en la papeleta la opción: “Que siga en la Presidencia de la República”.

El segundo grupo de posibles votantes está conformado por quienes quieren que “Ya” se vaya el presidente López Obrador. Son principalmente los participantes en el Frente Nacional Anti-AMLO (Frenaa) conformado desde el primer año de su gestión para demandar su salida. Ellas y ellos ven como una oportunidad el ejercicio de revocación de mandato, después de que la presión política, incluyendo la toma temporal de la plancha del Zócalo de la CDMX, se diluyera al paso de los meses. Se aprestan a acudir y tachar el recuadro de la boleta donde dice: “Que se le revoque el mandato por pérdida de la confianza”.

No acudir a las urnas

El principal argumento de este grupo es la inutilidad de la revocación: ejercicio caro, una farsa conformada a partir de la necesidad del presidente de la república de distraer y “refrescar” su mandato, cuestionado por creciente número de ciudadan@s inconformes con los escasos ¿o nulos? resultados de su gestión. En lenguaje coloquial, de prosperar su remoción iríamos de “Guatemala a Guatepeor”, porque, en el poco probable caso del triunfo de la opción de la salida, sería un Congreso dominado por Morena y sus aliados el que elegiría a quien habría de sustituir a López Obrador. La rebatiña sería como batalla entre moros y cristianos, con el telón de fondo de una sociedad sumida en la zozobra y la incertidumbre.

Sostiene este grupo que la mayoría de la sociedad se encuentra indiferente ante el proceso, demasiado preocupada -y ocupada- en superar la inseguridad, la violencia, la falta de medicamentos, la inflación, etc. Una parte de las y los “negativistas” llaman a rechazar activamente la participación en la jornada de revocación de mandato. Bajo el lema: “Terminas y te vas”, un sector creciente de ciudadanos exige que AMLO no distraiga; que resuelva los graves problemas de su administración, no los evada; que se aplique a cumplir su mandato que concluye en 30 meses.

La duda

Un amplio sector de la ciudadanía se encuentra dubitativo entre la opción de participar o no el 10 de abril. Ha hecho mella el argumento de que, si no acudimos a las urnas, el presidente López Obrador va a culpar al Instituto Nacional Electoral (INE), a sus consejeros, por el “fracaso” de la participación popular y le hará “pagar” por ello. La mala noticia es que con o sin participación del 40% del electorado (casi 38 millones), AMLO va a responsabilizar al INE de todos los males que él mismo ha contribuido a generar, como, por ejemplo, la falta de recursos suficientes para instalar las más de 160 mil casillas de 2021 y tener que conformarse con la tercera parte. (En Yucatán serán 1,042 casillas con casi un millón 700 mil boletas).

Con los recursos que dispone, el INE ha cumplido con la ley, integrado las mesas directivas de casilla conformadas por cuatro ciudadanos (presidente, secretario/a, escrutador/a y un suplente general), les ha dado capacitación y a partir del 28 de este mes se puede consultar la ubicación de la casilla correspondiente para ir a votar. Además, todos los tiempos oficiales están dedicados a transmitir spots sobre la revocación de mandato, tal como lo señala la ley. Apoyar al INE significa aceptar y cumplir la responsabilidad de realizar las funciones en las casillas, si fuiste insaculado, aunque no votes si no lo deseas.

Los partidos políticos

Silenciosos, ninguno ha destacado que tienen la atribución de nombrar a sus representantes (propietario/a y suplente) en cada casilla. A diferencia de la ciudadanía que tiene la opción real de participar o no en la jornada de revocación de mandato, PRI, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano (opositores al régimen) tendrán que aplicarse a registrar a quienes habrán de atestiguar que no se despachen “con la cuchara grande” por las ausencias opositoras, porque seguramente los representantes de Morena, PT y Verde estarán desde muy temprano.

Es otra manera de ayudar al INE en su función de garantizar la limpieza y transparencia del proceso.

En lo personal, decidí no participar en la jornada de revocación de mandato presidencial. Quiero que el presidente López Obrador concluya su gestión, sin distractores ni excusas que le impidan concentrarse en su responsabilidad de gobernar.

Rechazo categóricamente las reformas legislativas “a modo”, de última hora, para permitir la publicidad sobre la revocación, que la Constitución prohíbe expresamente. Malos, muy malos augurios hacia 2024, cuando una mayoría se emplea en violentar la Ley máxima del país.

Pasará el 10 de abril, como pasó el 1 de agosto la consulta popular sobre los expresidentes: sin pena ni gloria. Una cicatriz más para la democracia. De nosotros dependerá la velocidad de su recuperación.

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*Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernadora de Yucatán

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