TERESA GURZA
Ahora sí que volvió a sorprenderme la noticia, de que estamos en el décimo lugar de los países más felices del mundo.
De ser cierto estamos locos, porque no reunimos las condiciones que se especifican para eso y dio a conocer este pasado 19 de marzo el Centro de Investigación del Bienestar de la Universidad de Oxford, al publicar el Informe Mundial de la Felicidad con el puntaje que otorgó a 147 países.
La calificación está basada en el Producto Interno Bruto per cápita (PIB), esperanza de vida saludable, apoyo social, libertad para tomar decisiones sobre la propia vida y la percepción de la corrupción en el gobierno y las instituciones.
Por todas estas características necesarias para la felicidad colectiva, es que dudo mucho que seamos tan felices como dice el Informe.
Porque vivimos inmersos en la violencia y con miedo de que nuestros familiares salgan a la calle y sean balaceados o víctimas de la violencia que mata o rapta a muchachas y niñas todos los días.
Vivimos rodeados de corruptos, la mayoría de los mexicanos no tiene acceso a educación y salud aun de poca calidad y en los hospitales públicos no hay medicinas para millones ni atención a cientos de niños con cáncer.
El gobierno nos presenta como logro, la oposición a que haya corridas de toros, pero es indiferente ante los más de 125 mil personas desaparecidas, los asesinados diariamente por los narcos, las madres que con palas recorren el territorio para encontrar una ropa un zapato o un cuerpo, que les diga que ahí quedó su hijo; y 30 de cada cien mexicanos, no ha podido ahorrar dinero para imprevistos.
Además de todo lo anterior y de lo que no puse, llevamos meses nerviosos porque Trump nos amenaza un día sí y otro también.
Y creo que lo peor de todo, es que la presidenta Claudia Sheinbaum haya celebrado y manipulado la noticia de nuestra felicidad, diciendo que es por ella y los gobiernos de la 4T que estamos tan contentos.
Pero lo cierto es que una sociedad feliz y equilibrada, no produce seres como muchos de los integrantes de su gobierno y su partido.
Como ese criminal depredador de mujeres y de dinero público, que es Cuauhtémoc Blanco; que ha regido su vida por los pesos y cuya impunidad es respaldada por el que hace meses se fue a La Chingada, donde quiera que ese lugar esté; y como ese montón de borregos, que desde diferentes rediles se convierten a su llamado, en peritos que califican horrores tan tenebrosos como los encontrados en el Rancho Izaguirre de Teuchitlán, Jalisco.
Y que apoyan cualquier insensatez.
Entre ellas, la elección de jueces entre miles de candidatos que además de inexperiencia tienen oscuros pasados y se auto promueven bailando en las redes sociales donde se mueven informado si les gustan los gatos o perros como animales de compañía.
“La felicidad no se trata sólo de riqueza o crecimiento; se trata de confianza, conexión y saber que hay personas que te apoyan”, afirmó Jon Clifton, CEO de Gallup, la empresa que realizó las encuestas y mediciones de felicidad.
Y agregó que, si queremos comunidades y economías más fuertes, debemos invertir en lo que realmente importa: unos en otros.
Cosa que la verdad no hacemos por acá.
Y según los últimos hallazgos, que reiteran que las naciones nórdicas europeas dominan el top 20 en el ranking y que Costa Rica y México se colocaron en los primeros 10 por primera vez con el sexto y décimo lugar, confiar en la bondad de los demás, también está mucho más relacionado con la felicidad de lo que se pensaba anteriormente.
En lo que respecta a la disminución de la felicidad, Estados Unidos cayó al lugar más baja de la historia al ocupar el puesto 24 y Afganistán es nuevamente clasificado como el país más infeliz del mundo.
Las conclusiones del estudio destacan el hecho de que casi una quinta parte de los jóvenes adultos de todo el mundo reportaron que no tienen algún apoyo social al que poder recurrir en caso de necesidad y que carecer de alguien con quien poder contar, los lleva a vivir con desesperanza.