
TERESA GURZA
Tal como desde hace meses indicaban las encuestas, el candidato de la derecha chilena José Antonio Kast de 59 años, casado y con 9 hijos, se impuso en las 18 regiones del país a la candidata comunista, Jeannette Jara.
Y el próximo 11 de marzo rendirá protesta como el 35 presidente de la República de Chile, para un mandato de cuatro años.
En Chile a nadie sorprendió su victoria por más de dos millones de votos sobre Jara, que aceptó tuvo el peor resultado de la izquierda en un balotaje presidencial.
“Chile habló fuerte y claro y estoy convencida que nuestra democracia se fortalece cuando respetamos la voluntad ciudadana”, dijo.
Y a minutos de conocerse la decisión ciudadana, lo visitó para desearle un exitoso gobierno por el bien de Chile; advirtiendo que es en la derrota, donde más se aprende y donde más firme debe ser, la convicción democrática.
Pero en México algunos políticos y medios, criticaron “ese vuelco de Chile al pinochetismo”.
Pienso que no hay que confundir apoyo electoral, con respaldo ideológico.
Que la mayoría de los chilenos prefiere el centro, pero igual que hace 4 años cuando el extremista de izquierda Gabriel Boric ganó a Kast, no hubo candidato que los representara.
Y que optaron por la derecha, hartos de la ineficiencia y corrupción del gobierno de Boric, la falta de empleo, los malos servicios de salud y educación y el bajísimo crecimiento económico.
Hartos de vivir con miedo por la creciente violencia porque, aunque en mucho menor medida que en otros países latinoamericanos y sin la impunidad que priva en México, el narcotráfico y la delincuencia con sus secuelas de inseguridad y crímenes, aumentaron a niveles insoportables para la tranquila sociedad chilena.
Que los asocia con la entrada ilegal de extranjeros, incentivada irresponsablemente en su segundo gobierno por la presidenta Michelle Bachelet y después por la dejadez de Boric, para combatirlos.
Y Kast les ofreció “un gobierno de emergencia”, en alianza con sectores de centro.
A cuyos dirigentes agradeció en su primer discurso como presidente electo, su apoyo en la segunda vuelta y con los que deberá pactar para tener mayoría en el congreso y poder hacer “los cambios reales”, a que se ha comprometido.
Otra razón para su triunfo es que moderó su discurso.
Hace 4 años perdió votos de mujeres y jóvenes, por sus declaraciones sobre libertades individuales y condenas al aborto y el matrimonio igualitario y su feroz defensa “del legado” de la dictadura pinochetista.
De la que su hermano Miguel, fue parte; primero como ministro de la Oficina de Planificación Nacional de Chile y luego como ministro del Trabajo y Previsión Social y presidente del Banco Central de Chile; cargo del que salió cuando en 1983, enfermó de un cáncer que lo mató pocos meses después.
Al suavizar Kast sus posiciones, recibió el apoyo de sectores de la centrista Democracia Cristiana; empezando por el expresidente Eduardo Frei a quien por eso, la DC “congeló” la militancia.
Y cuando fue cuestionado por dejar de lado lo que durante sus dos campañas anteriores fue parte central de sus planteamientos, respondió que esos temas no eran prioritarios para los chilenos, que vivían preocupados por el mal gobierno y la pésima situación de la economía.
Pero, sobre todo, por el incremento de la delincuencia y la migración ilegal, vinculada a cárteles y al venezolano Tren de Aragua; que ha sido protagonista de sangrientos crímenes en Santiago.
Y se comprometió a combatirlas.
Lo empezó a hacer ya este martes en Buenos Aires, al pactar con el presidente argentino luchar conjuntamente contra la delincuencia organizada.
Y anunciando conversaciones con presidentes sudamericanos, para formar un corredor humanitario que ayude a la salida de los más de 300 mil extranjeros que viven sin permiso en Chile antes de su toma de posesión, para no tener que expulsarlos.
En fin, a partir de marzo se verá si su cambio fue de dientes para afuera, para ganar votos o por convicción.
Por lo pronto, prometió no ser autoritario y renunciar al Partido Republicano que fundó y lo postuló, “porque quiero ser presidente de todos los chilenos”.
Agregando que un gobierno no se construye solo con los partidarios, sino también, con la oposición; cuya existencia considera indispensable y a la que invitó a trabajar juntos en beneficio de todos.
Acorde con la tradición chilena, el presidente Gabriel Boric lo llamó el domingo para felicitarlo y lo recibió este lunes 15 en La Moneda, ofreciéndole su apoyo en la transición de poderes.
Eso y la democrática actitud de la derrotada Jara, que también agradeció Kast, empezaron a tranquilizar a millones de sus compatriotas.
Mientras que acá, Claudia Sheinbaum y los que están abajo y arriba de ella pusieron sus barbas a remojar.
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