RODULFO REYES (Tabasco). En las elecciones para gobernador de Tabasco de 2024, aun frente a una oposición que da muestras de no contar con signos vitales, uno de los puntos en la discusión del electorado es qué tanto ha beneficiado que los últimos dos gobiernos estatales hayan sido de manufactura lopezobradorista.
Esto es, más allá de que hoy día el presidente Andrés Manuel López Obrador logre más del 80 por ciento de aprobación en su tierra, llegado el momento el tabasqueño de a pie tendrá que evaluar el desempeño del perredista Arturo Núñez Jiménez (2012-2018), de Adán Augusto López Hernández (2019-2021) y de Carlos Manuel Merino Campos (2021-2024).
Este es el punto de partida para tratar de entender de si a Tabasco le ha convenido que desde 2012 AMLO haya sentado a uno de los suyos en la Quinta Grijalva. La victoria de Arturo Núñez ese año no habría sido posible si durante la campaña, a su lado, siempre haya estado López Obrador, quien aseguraba en los mítines que aquel sería “un lujo” para Tabasco.
En 2015 el gobernador y el de Macuspana rompieron por la derrota estrepitosa que sufrió Morena a manos del PRD en su primera incursión en el terreno electoral durante la jornada intermedia.
Pudo comprobarse, sin embargo, que la relación entre ambos se compuso luego: en 2018 el mandatario perredista abandonó a su suerte al candidato de su partido a la gubernatura, Gerardo Gaudiano Rovirosa, lo que le valió que el abanderado del vinotinto, Adán Augusto López Hernández, lo elogiara por demócrata y que prometiera convertir en leyes los programas sociales de su esposa Martha Lilia López Aguilera, presidenta del DIF.
Al salir Núñez, el Gobierno de Adán Augusto comprobaría que el DIF de Martha Lilia habría sustraído recursos con padrones adulterados con personas supuestamente con capacidades diferentes).
Otra prueba más de que Núñez volvió al redil lopezobradorista es que su hijo Néstor ganó por Morena la alcaldía de Cuauhtémoc de la Ciudad de México en las elecciones de 2018, aunque en 2021 ya no pudo reelegirse.
Vistos los resultados de la gestión de Núñez, cuyas tropelías administrativas fueron denunciadas por Adán Augusto cuando era gobernador electo y durante el primer ejercicio de su gestión de tres años, se puede afirmar que el primer mandatario impuesto por AMLO fue dañino para Tabasco.
Núñez no será castigado porque el 23 de agosto de 2019 el presidente López Obrador aseguró, en una rueda de prensa mañanera ofrecida en las instalaciones de la 30 Zona Militar de Villahermosa, que el perredista no sería perseguido porque él no era proclive a las venganzas.
Si usted vive en Tabasco y le pregunta al ciudadano común por qué el perredista Arturo Núñez no fue a la cárcel, la respuesta con toda seguridad será que porque el Presidente lo protege.
No significa esto que los tabasqueños no aprueben a su paisano, sino que más viene a ser la confirmación de que Núñez es un pasivo para López Obrador.
Pero también en el análisis del electorado en 2024 se tasará lo que ejecutó Adán Augusto en tres años, y lo que terminó o no por hacer su reemplazo Merino Campos, quien lo sustituyó también la vez que dejó la Cámara de Diputados local y el Senado.
En estos momentos en que López Hernández busca la candidatura presidencial de Morena, su principal y única obra de gobierno, que es un distribuidor vial para aliviar el tráfico vehicular por la avenida Universidad, se encuentra en entredicho por haber sido mal construido y presuntamente con sobreprecio.
El tema, que parece menor por tratarse de una obra que costó 600 millones de pesos, que es nada en comparación con las carretadas de millones de dólares que se le ha metido a la refinería de Dos Bocas, es el centro de la discusión en Tabasco por afectar un tramo de la capital que crea nudos viales en una zona que comunica a varios municipios y, por tanto, repercute a diario en miles y miles de automovilistas.
En Tabasco ya le llaman “retrasador vial” y amenaza con ser una carga en la carrera de Adán Augusto.
Mientras que en el poco más de un año que lleva Merino Campos atendiendo en Plaza de Armas, la obra pública con recursos federales ha caído y las obras de gobierno se circunscriben a giras nacionales e internacionales del mandatario.
¿Le ha servido a Tabasco que desde 2012 AMLO haya impuesto a los gobernadores?
Pero la percepción de que la tierra del Presidente tiene un mal gobierno la ha esparcido también un connotado morenista: José Ramiro López Obrador, quien asegura que a Tabasco no llegó la cuarta transformación con la victoria de su partido en 2018.