RODULFO REYES
Villahermosa, Tabasco. Con datos duros es posible señalar que el fracaso estrepitoso de Adán Augusto López Hernández como aspirante a la candidatura presidencial del partido gobernante tuvo como principal causa su embestida furiosa a la prensa a partir de 2018 que ganó la gubernatura de Tabasco.
El ex secretario de Gobernación posee el récord de ser el titular del Ejecutivo que más sufragios ha sacado en la tierra de Carlos Pellicer Cámara. Pero en su entorno, y él mismo acaso, nunca se quiso entender que los candidatos que concurrieron en las elecciones de 2018 se montaron en el efecto de Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, en tres años de despachar en la Quinta Grijalva y en dos de ser responsable de la política interna del país, más las semanas en que hizo campaña por Palacio Nacional, el político de rasgos criollos pasó de ser «el más votado» al «más repudiado» de la historia: hay encuestas que lo ubican hoy día con más de 80 % de rechazo ciudadano; se cree que no quiso acompañar a Claudia Sheinbaum Pardo en su gira por Villahermosa por temor al abucheo de sus correligionarios, como le pasó al gobernador interino Carlos Manuel Merino Campos.
¿Qué hizo López Hernández que lo hundió en el fango de la política, al punto de verse como un fantasma errante cuyo fracaso acentúa su envejecimiento prematuro?
De acuerdo con especialistas y hasta allegados suyos, su principal falla fue minimizar a la prensa: fue el primer gobernador de la era lopezobradorista en desaparecer la oficina de Comunicación Social del gobierno del estado, pese a que el propio Presidente mantuvo relación con los medios adquiriendo espacios para la publicidad oficial en periódicos, radio y televisión.
Asfixiar a la prensa no fue una política implementada como línea a seguir por la 4T, pues ejecutivos como el de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas, su cuñado, por cierto; y el de Veracruz, Cuitláhuac García, por citar dos ejemplos, mantuvieron el trato institucional; Adán López solo contrató a una radiodifusora y a un periódico de nula circulación y mucha menor influencia.
Pero no solo borró del erario el gasto destinado a comunicación social, sino que también ordenó que todas las dependencias cerraran sus oficinas de difusión; peor aún: instruyó a sus funcionarios a no invitar a los medios y periodistas a sus giras.
La orden llegó a los poderes Judicial y Legislativo y a los ayuntamientos en poder de Morena (14 de 17), pero de manera subrepticia los funcionarios siguieron manteniendo el trato respetuoso y hoy puede decirse que cercanos a él no se sumaron a esa política de exterminio.
En una actitud desproporcionada, desde 2019 que llegó a la Quinta Grijalva las instituciones del sector salud le cerraron las puertas a reporteros y a sus familias para recibir atención gratuita.
A un decano del oficio que recibió en Plaza de Armas, no quiso ayudarlo para que su hijo recibiera tratamiento especializado. –¿Para qué me atendió si me iba a batear? –se quejó aquel.
Otro ícono del periodismo que lo abordó en una gira por la región de los Ríos fue dejado en vergüenza en público cuando Adán López le contestó en voz alta que su administración no tendría tratos con la prensa. “¿No guardaste (dinero de la época priísta)?”, le dijo delante de todos, mientras soltaba esa mueca retorcida que tiene por sonrisa.
La supuesta “conversión a honesto” del personaje en su trato con la prensa se dio después de ganar la Quinta Grijalva: hay constancia de que en su época de priísta era pagador, como cuando le tocó ser coordinador general de la campaña del PRI por la gubernatura en 2000 y cubría la promoción del candidato Manuel Andrade Díaz.
¿Por qué pateó a los periodistas a partir de 2018? Hay varias hipótesis. La más aceptada es que quiso parecerse a López Obrador, que siempre se creció ante las críticas, para sacar dividendos del papel de víctima. Así podría decirse de él: Pobre, lo están atacando porque no le da dinero a los periodistas.
Como gobernador electo Adán López prometió que iba a cancelar el presupuesto para comunicación social para hacer más obra social, pero en sus tres años de gestión solo se construyó un puente a desnivel con graves fallas estructurales y de diseño y a costo inflado, y la corrupción adquirió visos de superar a cualquier otra administración del pasado reciente, lo que ya está siendo investigado.
López Hernández, antes de “purificarse” en la religión lopezobradorista, siempre cargaba un folder arrugado donde llevaba un supuesto estudio sobre el tiraje y la circulación de los medios tabasqueños. A este reportero le mostró esos datos que, ciertamente, pintaban a una prensa sin penetración.
Olvidó, o no le dijeron, que el auge de las redes sociales potencia una información más allá de un tiraje restringido.
Además, su rotundo fracaso en política nacional lo desmiente en cuanto a que un noticiero de radio de la mañana es el más influyente de Tabasco: en ese espacio desde 2019 el comentarista Alfredo Jalife comenzó a promoverlo como presidenciable.
La versión sembrada en su estación favorita nunca prendió: ninguna columna política ni estatal ni nacional lo encartó en el juego de la grande, sino hasta 2021 que fue evidente que el Presidente lo nombró secretario de Gobernación para que le ayudara en su propia sucesión.
Es una incógnita también porque como corcholata la agarró contra Televisa y el periodista Carlos Loret de Mola; cuando este último exhibió sus relojes Rólex de más de dos millones de pesos, el titular de Latinus se quejó de que el tabasqueño le había contestado con epítetos que ni siquiera el Presidente ha usado en su contra.
A la televisora de San Ángel la embistió 170 veces durante la campaña (que no era campaña) por la candidatura presidencial; y las veces que estuvo de proselitismo por su tierra se le fue encima al diario Tabasco Hoy, aunque se cuidó de no mencionarlo por su nombre.
La respuesta del influyente reportero yucateco fue demoledora: investigó la presunta red de corrupción de la familia de Adán López en los gobiernos de Chiapas y Tabasco, en un golpe demoledor porque el reportaje (aún no desmentido) tuvo millones de reproducciones.
Un periódico de poca sustancia y un programa de radio, este sí muy respetado, hay que decirlo, no fueron suficientes para hacer crecer al aún gobernador con licencia: en Tabasco, como a nivel nacional, le ganaron en la encuesta la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, el ex canciller Marcelo Ebrard y hasta el esperpento político Gerardo Fernández Noroña.
No pudo con la prensa el notario con licencia que llegó a sentirse el rey de todo el mundo, y terminó su carrera despreciado por el propio Presidente y aborrecido por sus paisanos, en papel de verdugo número uno de los periodistas de su propia tierra y convertido en un mal remedo de su ex jefe.
Hoy, sin lugar a dudas, gozan de mayor aceptación social que Adán López los ex gobernadores Andrés Granier Melo y Arturo Núñez Jiménez, lo que ya es mucho decir.