¿Crisis económica en Bolivia? Preguntemos a las ollas

DRINA ERGUETA

SemMéxico, La Paz, Bolivia. Hace ya varias semanas o meses, inclusive años, en espacios de opinadores e interesados se habla de la crisis económica que vive Bolivia y se esgrimen una serie de argumentos, cifras y pronósticos, unos para afirmar que existe y otros para refutarla, según cada quien, y en qué posición política se encuentre, sea el oficialismo o la oposición.

Es que ser economista no significa que su argumento sea “objetivo” o “verdadero” o “científico”, no. No tengo la intención de desmerecer el trabajo de economistas, sino decir que la economía es una herramienta importantísima que se utiliza de una u otra manera para aplicar políticas. Entonces, no se trata de sumar 2 + 2, sino de ver quién tiene esos doses, cómo se los distribuye y, si hay beneficios, ¿para quién son?, ¿para unos pocos, para quienes se lo ganaron de alguna manera o para todos? Y así, según criterios políticos.

Cuando en gran parte de los 14 años de gobierno de Evo Morales hubo un crecimiento económico de un 5% anual (algo menos), la oposición argumentaba que era por factores favorables externos y no por sus políticas económicas. Hoy, el entonces Ministro de Economía es Presidente del país plurinacional, Luis Arce, y en los años que lleva como tal mantiene un crecimiento económico en Bolivia, aunque ya no con cifras tan optimistas. Además, la inflación se ha controlado bastante en relación a países vecinos, eso se dice desde posiciones próximas al gobierno. Igualmente hay crisis, afirman los opositores y se habla de la caída de las reservas internacionales, de la reducción de las exportaciones de gas, de los problemas para conseguir carburantes, la extraña ausencia de dólares en el mercado.

¿Quién sabe si hay crisis económica? Además, ¿a partir de qué momento hay crisis? Cuando hay pérdidas en la economía del país, ¿allí hay crisis? Eso aún no ha pasado. Y en un país con índices de pobreza altos, porque el hecho de que se hayan reducido de manera importante no significa que se haya eliminado la pobreza, la crisis económica es permanente en estos sectores desfavorecidos. Y no hay que olvidar que, en general, quienes viven en mayor situación de pobreza son las mujeres. A la crisis por desventajas económicas se suma las de género.

¿A quién preguntar? Una opción es hacerlo directamente a las ollas que con su gran boca siempre abierta nos sabrán decir la verdad, sin ocultar nada. Unas ollas que habitualmente las utilizan las mujeres, salvo algunos varones que les gusta lucirlas y rara vez lavarlas… pero el problema está en que estas ollas están en la intimidad de los hogares y tendrían que hablar a través de las personas que las utilizan diariamente.

Para hacer hablar a las ollas, ¿habría que preguntar a las mujeres, que son las que más las utilizan? El otro problema, que es prácticamente insalvable, está en que las mujeres y hombres escuchan la radio, ven la televisión, leen poca prensa y están muy atentos a las redes sociales y a lo que allí se comparte. Además, muchas veces se creen lo que escuchan y ven en estos espacios comunicacionales. Entonces, ¿será posible obviar a esas voces contradictorias, gritonas y omnipresentes y prestar atención a las discretas ollas?

Como ya se ha dicho, Bolivia es un país con una pobreza que en su grado extremo bajó del 33% en 2006 al 12% en 2022, según el Instituto Nacional de Estadísticas. Por otra parte, en el año 2000 el 66% de la población estaba en riesgo de pobreza, mientras que en 2021 es el 36%. Las ollas de estas personas siempre han estado en crisis, pero en menor magnitud en los últimos 20 años. 20 años han pasado y ¿qué tan larga es la memoria de los estómagos siempre demandantes?

En las actuales circunstancias, para saber si hay crisis, hace falta un ejercicio de sordera hacia voces interesadas, por un lado, y de honestidad por el otro ¿Qué es lo que me dice la olla? ¿Está más vacía que antes o no? ¿Me es más difícil llenarla que antes, sabiendo que muy rara vez ha estado en niveles satisfactorios? ¿Qué perspectivas tengo de llenarla más a mediano plazo?

En la Bolivia de hoy vociferan posiciones enfrentadas; sin embargo, más allá de ello, finalmente la gente sabe si está mejor, igual o peor que hace un mes, que hace dos años, hace 10 o hace 20 años. Las cifras y datos seguirán bailando y circulando, contradiciéndose unos a otros. Para saber si hay crisis, busquemos más honestidad, menos voces interesadas.

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