TEÓFILO BENÍTEZ GRANADOS*. El trabajo en equipo se convierte en el gran paradigma empresarial. Sale de las aulas y conforma la resiliencia e innovación en diversos proyectos empresariales.
Entonces vuelve a la mesa una vieja disyuntiva: ¿qué es más importante, la suma de talentos individuales o una historia de éxitos juntos? La primera opción apuesta por el sobrevalorado talento, la otra alternativa impulsa la hermandad. Ambas pueden ser utópicas. Sin embargo, las dos son las que lideran los equipos de alto desempeño profesional.
No. Para ganar no basta reunir a estrellas de distintas áreas de conocimiento. Estos equipos en la vida real los vencen los grupos amateurs. Uno esperaría que, con tanta potencia en el talento, pudieran ganar en cualquier momento. Pero no sucede así.
El talento individual no basta. Se requiere saber trabajar juntos.
Al analizarse datos de baloncesto, fútbol, cricket, béisbol y un juego de computadora en línea, los investigadores descubrieron que el rendimiento de los jugadores individuales era importante para el éxito del equipo, pero la historia de los compañeros de equipo de ganar juntos también jugó un papel importante.
Los equipos son los que generan valor, no los individuos aislados. Paradójicamente, durante mucho tiempo, los cazatalentos organizacionales buscaron al mejor talento, pero entre ellos no se llevaban bien. De ahí la tendencia en los últimos años por privilegiar aptitudes como empatía y colaboración.
Actualmente existe la hipótesis de que los equipos que trabajaron juntos anteriormente tienen más éxito que los que no lo hicieron, porque los miembros del equipo pueden aplicar las lecciones aprendidas de esa historia. Y si experimentaron el éxito presentan notables ventajas.
Asimismo se asume que después de una experiencia negativa, los miembros del equipo tienden a culparse entre sí, no recuerdan detalles y comparten menos información. Y a la inversa, cuando las personas comparten una experiencia positiva, es más probable que la discutan y recuerden detalles vívidos.
En general, los datos sugieren que el talento individual importa más que el trabajo en equipo. Pero la gente no debe interpretar este resultado en el sentido de que reclutar al mejor talento es suficiente para ganar. Ser capaz de trabajar en equipo es un factor importante y cada vez adquiere mayor relevancia.
En los deportes profesionales, por ejemplo, el talento a menudo se distribuye entre muchos equipos. Con esos jugadores de alto rendimiento ampliamente distribuidos, poder jugar en equipo se vuelve más importante.
Ahora, esos resultados del mundo deportivo, también se pueden generalizar al mundo de los negocios. Si bien los gerentes deben asegurarse de que los empleados encajen bien, también deben alentar cierta rotación para incorporar nuevas perspectivas y habilidades. Otra asignatura que deberán catapultar las universidades.
*Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC)