FERNANDO IRALA
A lo largo de la semana que comienza, el Instituto Nacional Electoral tendrá en sus manos la definición sobre la composición de la siguiente legislatura del Congreso de la Unión, y sobre el tamaño de la sobrerrepresentación que la coalición ganadora reclama, la cual le daría la mayoría de más de dos tercios en la Cámara de Diputados, y una cantidad de senadores tal, que sólo le faltaría unos pocos votos para lograr esa misma proporción en la Cámara Alta.
Luego del triunfo apabullante obtenido por la hoy presidenta electa, el tema más polémico ha sido éste de la sobrerrepresentación, mediante la cual una coalición de tres partidos que obtuvo en su conjunto un poco más del 54 por ciento de los sufragios intenta la asignación de tres cuartas partes de los diputados, casi el 75 por ciento de la composición de esa Cámara, veinte por ciento más de la votación otorgada por los ciudadanos.
Alrededor de este asunto han opinado no sólo los representantes de los partidos políticos, por supuesto interesados en primer lugar por lo que para ellos significa; también se han involucrados expertos, abogados especialistas en derecho electoral, exfuncionarios del INE y del antiguo IFE. Pero desde luego la decisión estará en manos de la Comisión del INE que deberá presentar la propuesta de dictamen de asignación, y de los consejeros del Instituto que lo votarán.
Ahí no terminará la historia. Sea cual sea la determinación que se adopte, a continuación, vendrán las impugnaciones de quienes se consideren perjudicados, por lo que la decisión final recaerá en manos de los magistrados del Tribunal Federal Electoral.
De ellos dependerá que la composición del Congreso tenga un cierto parecido con la votación popular otorgada el pasado 2 de junio, o que tengamos un Poder Legislativo con una mayoría artificial, pero de tal magnitud que pueda transformar las estructuras de poder y consolidar lo que muchos temen: un poder absoluto concentrado en la Presidencia de la República, sin contrapesos ni obstáculos para hacer y deshacer en la vida nacional.
Lo que ocurra en los siguientes días marcará de manera tal vez irreversible el futuro de nuestro país.