CONCATENACIONES/ ¿Es posible reducir la jornada laboral?

FERNANDO IRALA

En el marco de la conmemoración del 1o. de mayo, Día Internacional del Trabajo, el gobierno mexicano dio a conocer su proyecto de establecer la semana laboral de 40 horas en México.

No se trata de una medida tomada. Se ha anunciado un proceso que empezará en junio próximo por mesas de diálogo y reuniones con los sectores involucrados, básicamente patrones, trabajadores y representantes gubernamentales, y de diseñar un modelo que se aplicará gradualmente a lo largo de un lustro hasta quedar implantado en firme para el año 2030.

La propuesta es una de las reivindicaciones obreras de toda la vida, pero su instrumentación no es tan sencilla. Ya hay por lo pronto manifestaciones de reticencia empresarial, sector que considera que el complejo momento que vive la economía nacional no es la mejor para la ambiciosa reforma.

Cabe recordar que la jornada laboral de cuarenta y ocho horas, actualmente vigente, fue instituida en la Constitución de 1917, y que desde entonces no se ha tocado. Aunque ha habido intentos.

Hace más de medio siglo que el Presidente Luis Echeverría concedió la semana de cinco días, y no de seis, a los trabajadores de gobierno, gremio privilegiado, pues con el paso del tiempo la jornada de la burocracia se ha hecho de siete horas diarias, cinco días a la semana, es decir, 35 horas.

Ese sistema, conocido popularmente como semana inglesa, se aplicó después al sistema bancario, a la educación superior, a los oficinistas de grandes empresas privadas y en otros sitios laborales, pero nunca se ha podido generalizar al conjunto de los trabajadores; menos aún, hacerlo ley.

En Europa, la mayoría de las naciones tienen desde el siglo pasado la jornada de 40 horas, y en Francia, por ejemplo, desde hace 25 años rige una jornada laboral de 35 horas, repartidas en cinco e incluso en cuatro días, como acuerden en cada centro de trabajo. Aquí hay además estudios que demuestran que la ley no se cumple de manera plena.

México, y América Latina, están rezagados con respecto al mundo. Apenas Chile está en proceso de aplicar una reducción a 40 horas hacia 2028, Brasil tiene 44 horas y está en un intenso debate alrededor de la reducción, y Colombia también se está disminuyendo gradualmente, con la meta de fijarla en 42 horas el año próximo.

Aunque la medida parece sencilla, las implicaciones económicas son amplísimas. Como el objetivo es que las horas trabajadas disminuyan mientras el salario se mantiene o se incrementa, esto conlleva un aumento en los costos. En Francia, la reforma del 2000 se acompañó de reducciones impositivas que beneficiaron a los asalariados y aligeraron la carga fiscal de las empresas.

Habrá que ver en México si el gobierno está dispuesto a poner su parte, por un lado, y si las finanzas públicas y las privadas dan para lograrlo.

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