FERNANDO IRALA
Una elección que despertó el interés y la participación de los ciudadanos como no se había visto antes, produjo la victoria de Claudia Sheinbaum prevista por las encuestas, incluso con una magnitud mayor a la que anunciaban las encuestas de campaña.
La contundencia de las cifras tardó varias horas en llegar, lo que dio paso a mentiras y suposiciones de partidos y candidatos que se repitieron impunemente hasta el conteo (no tan) rápido del INE, que sólo estuvo listo al filo de la medianoche.
Ahora ya sabemos que Claudia Sheinbaum ganó la presidencia, con un margen tan amplio que le dará a su gobierno la legitimidad y el margen necesario.
Antes ocurrió la caída del sistema del Instituto Electoral de la ciudad de México, lo que retrasó los resultados capitalinos, que al cerrar estas líneas aún se disputaba, aquí de manera bastante cerrada.
En los próximos días, además de saberse con exactitud triunfos y derrotas en cada estado, y se calculará con precisión la nueva composición del Congreso de la Unión.
Lo previsible es que no habrá la mayoría calificada que Morena buscaba con su “plan C”, y que la composición más o menos delineada obligará a la negociación o llevará a la parálisis legislativa, que ya hemos vivido en el ocaso del actual régimen.
La marea rosa resultó en un espejismo, aunque también hay documentados muchos abusos e irregularidades. Los próximos días tendremos los elementos de una realidad que apenas se ha configurado.