FERNANDO IRALA
Para algunos es parte de un guion maquinado por años, para otros es resultado de berrinches y venganzas; el caso es que el Poder Judicial en México vive hoy bajo el asedio de quien debiera ser su garante, en un episodio que nadie sabe bien a bien cómo terminará.
Por lo pronto, el embate va en la pretensión de desaparecer trece fideicomisos que la Judicatura tiene para diversos efectos, algunos de ellos relacionados con el pago de pensiones y diversas prestaciones a sus trabajadores.
Al Presidente le irritan los altos sueldos y privilegios de ministros y magistrados, y que no se hayan allanado a la prédica de la pobreza franciscana –la cual es eso, una prédica, si hemos de atender a la multitud de denuncias en los medios y las redes de los negocios y fortunas de sus funcionarios, sus amigos y sus parientes.
Y al reaccionar los trabajadores con un paro, la respuesta ha transitado de la burla a la agresión verbal. Que toman demasiadas vacaciones, que no trabajan, que liberan a delincuentes.
Lo que se advierte como objetivo apenas oculto es debilitar al Poder Judicial, que lo quiere totalmente plegado a sus designios y caprichos.
No los maltrataba así en la época de su anterior presidente, a quien le permitió hacer su propia reforma judicial de la que ya nadie se acuerda, e incluso quiso regalarle un par de años más de mandato. Nadie se fijó en aquella reciente época en los fideicomisos y en los excesos que ahora se denuncian.
Quince mil millones se desaparecerán de un plumazo. Esa cifra, por coincidencia, es la que también desapareció de mala manera en Segalmex, en la más cuantiosa estafa del siglo.
Frente al gasto exorbitante anunciado en el presupuesto del próximo año, de nueve billones de pesos, y frente a los dos billones de déficit que se prevén, los quince mil millones que le hurtarán al Poder Judicial es una verdadera bicoca.
Pero en el fondo no se trata de recuperar dinero ni de moderar nada. Se trata de golpear a quienes ve, no como contrapesos sino como sus enemigos, como antes fue con el INAI o con el INE. A ver en qué para el golpe.