Colimenses, rehenes de las huestes de El Chaparrito y La Bestia, pese a estar presos

>> Antes aliados en el CJNG, ahora enemigos a muerte

>> La gobernadora Indira Vizcaíno, amenazada de muerte por el CJNG

>> El Chaparrito controlaba totalmente el puerto de Manzanillo

José Sánchez López

Ciudad de México, 17 de abril (entresemana.mx). A principios del 2020, Aldrin Miguel Jarquín Jarquín, El Chaparrito; su hermano José de Jesús, el R-32, y José Bernabé Brizuela Meraz, El Vaca, miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación, con la misma jerarquía, eran aliados y entre los dos controlaban el estado de Colima, con lo que mantenían una pax narca.

“Pax Narca”, en el lenguaje del bajo mundo, es cuando se deja operar a la delincuencia a cambio de paz en el territorio, “no calentar la plaza”, en el argot del bajo mundo. Las fuerzas del orden no intervienen y son los mismos grupos delictivos los que “castigan” a quienes no respetan el pacto.

Ambos jefes de plaza se reportaban directamente con Nemesio Oseguera Cervantes, líder máximo de la organización, quien les daba las órdenes a seguir.

Por espacio de poco más de año y medio marcharon de la mano. Con su alianza evitaban que cualquier otra organización incursionara en el estado. Ambos conocían sus alcances y limitaciones y guardaban respeto mutuo, siempre bajo las órdenes del jefe Mencho.

Todo iba sobre ruedas. Bajo el mandato del gobernador anterior, José Ignacio Peralta Sánchez, habían operado sin problemas y nada presagiaba el baño de sangre en el que en cuestión de meses, hundirían a Colima.

Empero, vino el cambio de gobierno y llegó a la gubernatura la morenista Indira Vizcaíno Silva, quien tomó posesión el 1º. de noviembre de 2021, cuyo lema de campaña había sido el combate a la corrupción, a la impunidad y a la delincuencia organizada.

Entonces las cosas cambiaron para los hermanos Jarquín y José Bernabé, quienes empezaron a sufrir los estragos de las acciones del gobierno en turno y vino entonces la orden del jefe máximo del CJNG: asesinar a la entrante gobernadora.

La orden la había dado El Mencho. El mensajero fue El Chaparrito, pero quien debería cumplirla sería José Bernabé, La Bestia, apodado así por sus métodos sanguinarios para acabar con sus enemigos, sólo que éste no estuvo de acuerdo y se rebeló.

Los hermanos Jarquín le ordenaron que ejecutara a la gobernadora Vizcaíno Silva, pero se negó bajo el argumento de que él no se metía con el gobierno y se desligó definitivamente dek CJNG.

Con ello se rompió la alianza entre El Chaparrito y el R-32 con la Bestia y se declararon la guerra.

Los primeros, fieles al Mencho, siguieron bajo sus órdenes, pero el  segundo se separó en forma definitiva y creó el Cártel Independiente de Colima. Creía tener todo lo necesario para hacer frente al Chaparrito e incluso hizo correr el rumor de que su ex jefe Nemesio había muerto por un padecimiento renal que lo aquejaba desde hacía tiempo.

Pero no ocurrió como lo pensaba. José Bernabé fue atrapado por las autoridades la tarde del miércoles 2 de marzo de este año, en Colima, lo que causó la euforia de su contrincante quien supuso que con la captura de su enemigo la plaza quedaba en su poder.

El gusto solamente le duró 11 días, pues la madrugada del domingo 13 de marzo, a las 3 de la madrugada, el Ejército llegó hasta su finca, en Zapopan, Jalisco y le echó el guante.

Antes de la detención de ambos, la declaración de guerra entre el CJNG y el CIC por el control del estado, había dejado ya un saldo de más de 200 personas ejecutadas en la entidad, por lo que autoridades federales desplazaron más de 5 mil elementos de seguridad al estado.

Desde el mismo 2020, el gobierno de los Estados Unidos ya tenía ubicados al Chaparrito, al R-32 y a la Bestia, cuya información compartió con su homólogo mexicano y fue así que comenzaron las labores de inteligencia entre autoridades de ambos países para capturarlos.

Entre los hechos más violentos protagonizados por los antagonistas, destacó una riña que se dio al interior del Centro de Readaptación Social del Estado, a fines de enero de este año, en el que nueve reos fueron asesinados y siete más resultaron heridos.

De acuerdo al gobierno de los Estados Unidos, los capos habían sido declarados objetivo prioritario por ser generadores de violencia en Colima, principalmente el Chaparrito, quien coordinaba las operaciones de tráfico de estupefacientes, dinero, precursores químicos y uno de los principales importadores de armas, desde el puerto de Manzanillo, Colima.

Conforme a las pesquisas, Aldrín y su hermano José de Jesús, eran considerados los jefes de plaza más cercanos a Nemesio Oseguera Cervantes.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos, a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), afirmó que conforme a la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros (Ley Kingpin), “el Chaparrito era un narcotraficante significativo”.

La dependencia norteamericana resaltó que la organización recibía (o recibe) grades cantidades de estupefacientes sintéticos con contenido de fentanilo, sustancia que mayormente llega de China, a través de Manzanillo.

En junio de ese mismo año, las cuentas bancarias de ‘El Chaparrito’, así como las de su hermano, el ‘R32’ y dos colaboradores más, fueron congeladas por la Unidad de Inteligencia Financiera.

“Por proveer a la organización criminal apoyo financiero, tecnológico, bienes y servicios para llevar a cabo operaciones de tráfico de drogas a través del puerto de Manzanillo y mantener contacto con los proveedores de cocaína de Colombia”, destacó el Departamento del Tesoro.

Las detenciones de ambos capos originaron narcobloqueos. Incendios de camiones, tráileres y demás vehículos para cerrar carreteras en el Estado, cierre de comercios y una situación de pánico entre la población.

La disputa escaló a tal grado que la Universidad de Colima anunció la suspensión de clases presenciales y a ella se sumó el resto de escuelas de todos los niveles. Los comercios llegaron a cerrar. Nadie salía a la calle. Mientras los narcotraficantes se pasean luciendo poderosas armas sembrando el terror sin que una sola autoridad se lo impida.

Los trabajos de inteligencia naval y de la FGR, se encuentran recabados en el documento 035016/2022, en el que se da a conocer el modus operandi de la organización, las empresas usadas para la importación de sustancias ilícitas y precursores químicas de uso dual, así como aquellas utilizadas para el blanqueo de capitales.

Los hermanos Jarquín Jarquín, están bajo las órdenes de Juan Carlos Valencia González, 03, y de su cuñado Julio Alberto Castillo Rodríguez, Cemix, esposo de Jessica Jhoana Oseguera González, hija del Mencho, detenida en Estados Unidos y liberada el lunes 4, luego de cumplir una condena de 30 meses.

De acuerdo con el análisis de inteligencia naval, se presume que José Jesús Jarquín Jarquín, R-32, asumirá el cargo de jefe regional para el CJNG tras la captura de su hermano, mientras que su puesto sería asumido por César Enrique Díaz de León Sauceda, Lobito, quien actualmente se desempeña como jefe de plaza de Manzanillo, Colima, junto con su lugarteniente Fernando Zagal Antón.

La función que desempeño en su momento Aldrín, antes de su arresto, era la de jefe regional del CJNG en Colima. Se encargaba de la coordinación con miembros de la organización posicionados en Sudamérica para el trasiego de cocaína con destino a Europa y Asia.

También tenía a su cargo, la adquisición de precursores químicos, mismos que serían empleados en la elaboración de drogas sintéticas, principalmente fentanilo y metanfetaminas, para lo que contaba con un brazo armado denominado “Grupo Delta”.

Este grupo es utilizado para el resguardo de las mercancías ilícitas y el dinero obtenido de las operaciones del narcotráfico, así como la protección de altos miembros de la organización delictiva en el estado.

Asimismo, el sucesor de El Vaca sería Felipe Peñaloza, El Rojo, y como su lugarteniente Víctor Alexander Torres Brizuela, sobrino de José Bernabé.

Con la aprehensión de los dos principales capos de Colima y el envío de más de 5 mil miembros de las Fuerzas Armadas, se supuso que la situación sería controlada y la calma volvería al estado, pero las cosas están igual o peor, el narco ha demostrado que en Colima, al igual que en muchas otras entidades del país, supone un poder de facto dentro del mismo Estado.

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