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JUAN GÓMEZ (Zacatecas). El Congreso estatal es, en este momento, el fiel reflejo de la política zacatecana: carece de liderazgo, ostenta una pésima imagen, está sometido a una pérdida de la credibilidad y navega sin rumbo político.
La oposición de la 64 legislatura tiene en este momento la mayoría parlamentaria que le permite reorientar la política estatal, pero las ideas claras y el oficio político, están ausentes en sus integrantes que dan tumbos sin ton ni son, a la espera de tener un acuerdo con el Ejecutivo del estado.
No están acostumbrados a decidir en libertad, siguen la ruta clásica, histórica, de llegar a un acuerdo con el gobernador en turno, para poder transitar en la comodidad parlamentaria sin perder las canonjías del cargo.
La 64 legislatura no ha tomado conciencia de que es un poder y que podría convertirse en el instrumento que proporcione certeza jurídica, que evite los excesos del Ejecutivo, vigile el gasto público y reoriente la política estatal.
Pareciera broma o redundancia, pero todo comenzó desde el principio, cuando se integró un gobierno que permitió la intromisión externa y se nombró a una secretaria general de Gobierno que recibió órdenes ajenas a la institución, en lugar de conducir la política interna.
Ahí está el origen de desgobierno parlamentario. Se nombró a la maestra Imelda Mauricio Esparza como coordinadora de la fracción parlamentaria de Morena en la 64 legislatura y presidenta de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) pero quien dictaba las órdenes era la delegada de la Secretaría del Bienestar, Verónica Díaz Torres.
Las humillaciones y las agresiones políticas colmaron la paciencia de la diputada, quien junto con la legisladora Priscila Benítez, renunciaron a la fracción parlamentaria de Morena para incorporarse a Nueva Alianza en el congreso estatal.
La ventilación del nepotismo y de la corrupción han estado a la orden del día en esta legislatura. El pasado mes de noviembre dejó constancia de ello, cuando el diputado Ernesto González Romo denunció un desvío por el orden de los 200 millones de pesos, que hicieron diputados de la 63 legislatura en gastos de asesoría con empresas fantasma.
La revelación de ventas de propuestas legislativas las hizo el 5 de noviembre de 2021, cuando afirmó que 25 de los 30 diputados habrían comprado las iniciativas a empresas externas del poder legislativo zacatecano, ubicadas en la Ciudad de México, Zacatecas y Oaxaca, quienes supuestamente vendían los documentos después de que el área jurídica del congreso las hiciera.
El legislador morenista anticipó que el caso lo pondría en el escritorio de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y entregó documentos a los medios de comunicación, pero hasta la fecha no ha vuelto a tomar el tema, debido a que algunos ex diputados ahora son secretarios de despacho en el actual gobierno estatal.
De los últimos escándalos destaca la intromisión del gobierno del estado al permitir que el Secretario de Finanzas, Ricardo Olivares, retuviera la ministración de recursos a los diputados, a petición del legislador morenista Armando Delgadillo, quien solicitó que el Tribunal de Justicia Electoral de Zacatecas interviniera para deponer a su homóloga Priscila Benítez en el Órgano de Administración y Finanzas.
El colmo del desbarajuste interno que tiene la 64 legislatura es la violación a la Ley para nombrar a un órgano de control interno que vigile el ejercicio del gasto público de su presupuesto.
El 18 de diciembre de 2018 la LXIII legislatura emitió la convocatoria abierta para designar a la o al titular del Órgano Interno de Control, pero es momento en que no lo ha hecho. Apenas la semana pasada volvió a emitir una nueva convocatoria para cumplir con este mandato.
Pero lo más lastimoso es que el mes pasado convocaron al secretario de Seguridad Pública, Adolfo Marín Marín a comparecer y el funcionario les respondió con una negativa, ante lo cual, el congreso guarda un vergonzoso silencio.
Débil, violado, sometido; sin liderazgo y en medio del escándalo, esta 64 legislatura se enfila para ser la peor en el congreso zacatecano.
Al tiempo.
@juangomezac
