JUAN GÓMEZ
Zacatecas, Zacatecas. Desde el púlpito de las mañaneras el presidente Andrés Manuel López Obrador se arrogó de la verdad. Sus dogmas sobre la realidad mexicana son lo que prevalecen en la opinión pública que construye con sus obsesiones.
Detiene los cuestionamientos de algunos periodistas y vapulea constantemente a comunicadores, a conductores de noticiarios o articulistas, que muestran la realidad del país.
Cuando se siente acorralado por un medio independiente, cuestiona al reportero que hace la pregunta en la conferencia de prensa. ¿De qué medio vienes? El reportero contesta y la respuesta es obvia: “¡Ah es un medio conservador, neoliberal!” Y diluye el cuestionamiento y desvía la atención.
Tema agotado. Lo que sigue.
Los recursos presidenciales son elementales, monopoliza el micrófono y no permite la réplica en la entrevista. Su respuesta es avasalladora.
El pasado 28 de julio en Nayarit, el mandatario fue cuestionado sobre el sexto y último informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) sobre el caso Ayotzinapa y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, sobre la falta de colaboración de los militares mexicanos en el trabajo de investigación.
El reportero había pedido la opinión de los Secretarios de la Defensa Nacional y de la Marina, presente en la conferencia de prensa, pero el Presidente le impidió hablar. López Obrador negó los hechos y argumentó que respondía como Jefe Supremo de las fuerzas armadas.
El Jefe del Ejecutivo federal descalificó la conclusión de GIEI al señalar que carecen de fundamento y de pruebas. “Es una campaña en contra del Ejército Mexicano”, concluyó.
Algo similar sucedió con la información que dio a conocer Anne Milgram, directora de la DEA, quien reveló que los Cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, tienen aproximadamente 45 mil elementos esparcidos en 21 entidades federativas y 100 países en el mundo.
La respuesta dejó perplejos a los reporteros:
“No tenemos nosotros esa información, no sé de dónde la sacó la señora de la DEA”.
Sin embargo dio otro dato que es revelador de la relación en materia de seguridad entre los gobiernos de México y de Estados Unidos:
“Acaban de estar la asesora en materia de seguridad de la Casa Blanca, la vicefiscal del Gobierno de los Estados Unidos, el subsecretario del Departamento de Estado para la seguridad y no hubo ninguna información al respecto”.
Sobre el particular hay dos detalles que son importante tomar en cuenta: La DEA realiza su trabajo de investigación de manera independiente y por otro lado, se deduce que no hay coordinación en materia de seguridad como sí la hubo con gobiernos anteriores, por la desconfianza al gobierno mexicano actual.
Habría que recordar que en febrero del presente año, la directora de la DEA, Anne Milgram, en su comparecencia ante el Senado de los Estados Unidos, pidió al Gobierno de México encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, “que haga más” para detener la fabricación de fentanilo y su tráfico hacia el vecino país del norte.
“Creemos que México tiene que hacer más para detener el daño que esto está causando”, dijo la directora de la DEA.
La respuesta del Presidente López Obrador fue tan contundente como insólita:
“En México no se fabrica fentanilo”.
Son los dogmas políticos del Presidente y no existe verdad que no salga de su boca, de su estrategia, de sus ataques verbales.
Empero las verdades brotan como hongos en la realidad mexicana.
La estrategia del Presidente es fallida y solo apuntala su derrumbe.
Al tiempo.
@juangomezac