VERÓNICA VALDÉS GONZÁLEZ
Por la falta de dinero Verónica “N” dejo de atenderse en FUCAM (Fundación de Cáncer de Mama). Tomar la decisión fue difícil. La atención recibida, del personal médico y administrativo, era de primera; “no puedo quejarme de nada”, señaló.
En menos de tres semanas recibió el diagnóstico: cáncer de mama, requería operación.
El médico le explicó a detalle el procedimiento; los riesgos que se corrían y los resultados que esperados, todo iba bien hasta que recibió información sobre el costo del tratamiento: ciento 20 mil pesos.
La respuesta le sorprendió, pues diez años antes su tía había sido operada sin pagar ni un centavo. “La cancelación del Seguro Popular, en la administración del presidente López Obrador desapareció la gratuidad” le explicó un empleado.
Verónica carece de seguridad social, en la empresa donde prestaba sus servicios se negaba a darla de alta. Su única alternativa el Instituto Nacional de Cancerología.
Luego de año y medio ha superado el cáncer. Considera que la atención que recibió fue la adecuada. No vacila en externar su agradecimiento a los médicos y enfermeras por el trato que recibió por parte de ellos.
Su única molestia es la saturación de los servicios. “Cuanto vienes a quimioterapia esperas hasta cinco horas para poder pasar, somos muchos los que venimos aquí”.
“Los responsables de esta situación no son ni los doctores, ni las enfermeras, sino el gobierno por dejar sin recursos a FUCAM”, agrega.
Verónica actualmente se encuentra ante la alternativa de seguirse tratando en el INCAN o en el IMSS.
Si regresa a trabajar a la economía formal, el patrón por ley tiene la obligación de darla de alta en el IMSS, si esto sucede el INCAN la dará de baja, pues uno de los requisitos para ser atendido es carecer de seguridad social.
Una situación similar vive Marcela, también paciente del INCAN. “Prefiero ser vendedor ambulante, para que no me den Seguro Social y no perder mi lugar en el INCAN, las atenciones que recibimos son buenas”, comenta.
Pedro, un hombre de 65 años, comenta que, a pesar de tener la edad mínima para tener pensión, ha pospuesto su jubilación ante la posibilidad de tener (como pensionado) el servicio del IMSS y perder su lugar en INCAN.
Los derechohabientes del IMSS si pueden ser atendidos en el INCAN, sin embargo, pagarán una tarifa similar al que cobran los hospitales privados.