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VERÓNICA VALDÉS GONZÁLEZ
Mientras la mayor parte de los comercios del centro de la Ciudad de México registra poca afluencia de compradores, las plazas de productos chinos están literalmente abarrotadas.
Debido a su precio y novedad estas tiendas siempre están repletas de gente; desde el inicio de actividades (alrededor de las 10 de la mañana) hasta el final de las mismas (las seis de la tarde) estas plazas, ubicadas en Izazaga, se encuentran llenas de gente, principalmentede compradores mayoristas.
Está no es la única zona donde se comercializan los productos chinos, debido a la popularidad que han alcanzado sus artículos, el número de establecimientos se ha incrementado rápidamente, además de las plazas anteriores existen diez negocios mayoristas en otros puntos del centro de la CDMX.
La venta de los productos chinos no se realiza únicamente al mayoreo, ni en plazas, ni almacenes; las calles del centro histórico de la CDMX se han convertido en un verdadero mercado de artículos chinos.
La situación anterior afecta al comercio establecido, las quejas en este sentido se han incrementado, sin que las autoridades hagan algo al respecto, de acuerdo con algunos locatarios.
Quienes se dedican a la venta de los productos chinos, reconoció que su calidad es mala y la carecen de garantía, sin embargo, al ser baratos la gente se los lleva sin poner “pero” afirmó un comerciante, de accesorios para celular, ubicado en Correo Mayor.
Entre los productos chinos que se comercializan están los muñecos de peluche, accesorios para teléfonos celulares, artefactos tecnológicos, vapers, figuras y luces navideñas, vasos de plástico además de otras chacharitas, la mayoría a precios accesibles.
La situación anterior ha provocado molestias al comercio establecido, mismo que achaca la caída de sus ventas a la presencia de los artículos chinos, la proliferación del ambulantaje y el cierre de calles.
Desde hace 20 años comerciantes y artesanos luchan ante la presencia desmedida de productos chinos.
En octubre de 2003, lauderos de Paracho, Michoacán, denunciaron que copiando sus propias técnicas, guitarreros de China invadían el mercado artesanal de Michoacan con guitarras parecidas a las de Paracho.
Declararon que eran imposible competir con comerciantes extranjeros, debido a que los artesanos trabajaban con sus propias manos, mientras que los foráneos utilizaban máquinas. Así, mientras los chinos enviaban 200 guitarras, los artesanos hacían cuatro por taller (Proceso)
Los productos chinos atraen a la gente por su novedad y precio, sin embargo, debido a su baja calidad y carencia de garantía son rápidamente desechados, convirtiéndose así en un artículo altamente contaminante, tarda en degradarse de 100 a mil años dependiendo del tipo de composición plástica.
