VERÓNICA VALDÉS GONZÁLEZ
Hace unas semanas la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) informó que 18 millones de cuentas destinadas al pago de pensiones están olvidadas, sin dueño, huérfanas.
Su monto total asciende a 238 mil millones de pesos, una cantidad muy pequeña (4 por ciento) si se compara con el total de recursos que manejan en conjunto las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore) 5 .4 billones de pesos al cierre de julio pasado.
Se trata de personas que, alguna vez cotizaron al IMSS o al ISSSTE y por ende a la Afore, pero dejaron de hacerlo porque perdieron su trabajo, decidieron emplearse en la economía informal o poner un negocio propio.
Cuando una persona trabaja en la economía formal es dada de alta ante el Instituto Mexicano del Seguro Social o al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, de manera automática se crea, con aportaciones del patrón, gobierno y trabajador, una cuenta de ahorro para el retiro, esto sucede desde 1997.
No es la primera vez que la entidad encargada de supervisar a las Afores da información sobre la existencia de cuentas inactivas, frecuentemente, desde hace seis años, el organismo gubernamental informa sobre esta situación.
En enero de 2017 calculó la existencia de más de tres millones de cuentas huÉrfanas, en ese año el monto era de 50 millones de pesos.
De la misma manera que ahora, el gobierno, la Consar y la Amafore se comprometieron a realizar una campaña de información y búsqueda, para atraer a los titulares de esas cuentas y puedan retirar sus recursos.
Han pasado seis años y lejos de disminuir su número, las cuentas huérfanas aumentaron. De tres millones pasaron a 18 millones, lo preocupante de la situación es que la mayor parte pertenece a personas mayores de 65 años, que no cuentan con pensión contributiva.
En los últimos días se habló que el gobierno puede apropiarse del dinero de dichas cuentas, situación desmentida por el dirigente de la Amafore (Asociación Mexicana de Administradoras de Fondo para el Retiro), Guillermo Zamarripa.
Aseguró que el gobierno no puede apropiarse de esos ahorros de los trabajadores, situación que se estipula en el artículo 32 de la Ley del IMSS.
El IMSS no ha solicitado tales recursos; sin importar el tiempo el trabajador puede reclamar el saldo de sus ahorros y la Afore tiene la obligación de reintegrarlo.
El ente regulador y las administradoras anunciaron planes y programas para atraer a los dueños de esas cuentas olvidadas.
La Amafore, junto al Consejo de la Comunicación, lanzaron la campaña “¿Sabes qué hay detrás de un mejor futuro?”, con el objetivo de aumentar la conciencia de los trabajadores con respecto al Sistema del Ahorro para el Retiro.
A través de códigos Quick Response (QR), localizados en la publicidad, los trabajadores pueden consultar en dónde está su cuenta afore y, en dado caso, cuánto dinero tienen.
Ni los programas, ni las campañas han logrado atraer a los dueños de las cuentas, la información y difusión es limitada, incapaz de motivarlos para que acudan a identificar sus cuentas de afores.
Hasta ahora no se ha realizado ninguna campaña masiva en ese sentido, especialmente cuando se trata de adultos mayores acostumbrados a la publicidad tradicional, de contacto.
Las cuentas olvidadas seguirán creciendo y la posibilidad de que el gobierno eche mano de éstas también, se requieren campañas efectivas, que logren llegar a esas personas.
Si bien todos los esfuerzos que se realicen hacía los trabajadores son buenos, aún existe poca información y motivación que atraiga a la identificación de esas cuentas. No estaría por demás que autoridades y financieros aplicarán el refrán “el que busca encuentra”, es decir que quien pone interés logra dar algún resultado y eso es de lo que se trata de dar resultados.