VERÓNICA VALDÉS GONZÁLEZ
Raúl de la Rosa Granados, no lo creía, entraba a trabajar a las siete de la mañana en el Club de Industriales de la Ciudad de México, pero aquel día, 4 de septiembre de 1969, llegaba con 40 minutos de anticipación (La Prensa)
La oferta del gobierno federal de reducir el tiempo de traslado en la Ciudad México se había cumplido; al tiempo que muchas de las avenidas localizadas en la zona del centro de la ciudad se preveían más transitables y el tránsito de vehículos más fluido.
El grave problema de traslado en transporte público que por muchos años había dado dolor de cabeza de los chilangos, mejoraba.
Hoy, 54 años después de haberse inaugurado la primera parte del Metro, la situación es diferente:
Los tiempos de traslado en la ciudad de México se ha incrementado (oscilan entre 30 minutos y dos horas) debido al congestionamiento vial ante el incremento del transporte privado (automóviles) producto de la inseguridad y deficiencia del transporte público concesionado.
El Metro ha dejado de ser un medio de transporte eficaz, en los últimos seis años sus tiempos de traslado lejos de reducirse, como se planteó al inicio de la presente administración, aumentaron.
De acuerdo con la firma Data Noticias, en septiembre del año pasado se observó que la velocidad del metro fue de 21.65 kilómetros por hora (km/hora) 32 por ciento más lento que hace siete años.
Los retrasos y aglomeraciones en las diferentes rutas se presentan desde las primeras horas del día, en algunas ocasiones se registra hasta en fin de semana, como sucedió el pasado dos de diciembre.
Las promesas del Gobierno de la Ciudad de México en materia de eficiencia en el Sistema de Transporte Colectivo están aún en duda. A más de un mes de que reinició operaciones el tramo que va de Pantitlán a Isabel La Católica (Línea 1) la frecuencia de paso de trenes está lejos de los 90 minutos prometidos por las autoridades, los convoyes tardan en pasar 300 segundos, es decir casi cinco minutos.
Las irregularidades en el servicio del Metro se han hecho cotidianas. No hay día en que los usuarios no expresen su malestar. La semana pasada de lunes a sábado se reportaron retrasos, avances lentos y unidades detenidas en las líneas 7,3,4,8, B y 1, lo que afecta la llegada a sus destinos.
La crisis que actual del Metro es el mejor ejemplo la forma de gobernar de la llamada 4T; durante más de tres décadas la ciudad ha estado, bajo diferentes nombres, en sus manos, estos son los resultados.