VERÓNICA VALDÉS GONZÁLEZ. La noche del jueves 10 de noviembre dos mujeres jóvenes cayeron en una coladera destapada ubicada sobre Viaducto Río de la Piedad; producto de lo anterior ambas murieron.
Días después una niña menor de 13 años cayó a un registro destapado que se encontraba en la calle Doctor Velasco en la colonia Doctores de la alcaldía Cuauhtémoc; por si esto fuera poco el primero de diciembre del 2022 una señora cayó en una coladera abierta en la colonia Santa Cruz Atoyac.
Los tres sucesos anteriores pusieron de nueva cuenta en la agenda mediática capitalina el grave peligro que para transeúntes, automovilistas y ciclistas representan las coladeras destapadas.
Dicha situación empeora en la temporada de lluvias, cuando las coladeras quedan totalmente cubiertas por el agua y es literalmente imposible verlas.
Año con año, durante dicha época, los bomberos reciben por lo menos una llamada de una persona herida o muerta como consecuencia de caer en alguna coladera.
Sin embargo, un sinnúmero de estos accidentes no se denuncian debido a la burocracia y el desconocimiento de los ciudadanos sobre sus derechos.
Otilia, es vecina de la colonia Héroes de Padierna, alcaldía de Tlalpan, tiene 40 años de edad, trabaja en la economía informal y es madre de un adolescente.
Hace un mes, alrededor de las cinco y media de la mañana, cuando se dirigía al a la parada del autobús, cayó en la una coladera sin tapa localizada en la calle de Izamal; debido al poco paso de personas tardo tiempo en salir. El accidente le provocó lesiones en el muslo y la rodilla derecha. Pese a la lesión se presentó al trabajo; sin embargo, tuvo que retirarse por los intensos dolores que tenía.
A insistencia de sus familiares Otilia reportó telefónicamente el incidente a la alcaldía de Tlalpan, a Locatel y al teléfono que encontró en internet del Servicio de Aguas de la CDMX.
Debido a que no puede moverse, fue dada de baja en su trabajo, su única fuente de ingreso. Gracias al esquema de gratuidad es atendida en el Hospital Manuel Gea González, sin embargo, requiere de apoyo económico para resolver sus gastos de comida, vivienda y la educación de su hijo, su esperanza es que alguna autoridad la ayudara, pero no fue así.
Han pasado 30 días y sigue esperando la ayuda, de la misma manera que sus vecinos esperan se repare la coladera.
Para evitar algún accidente han puesto piedras y letreros para alertar a los peatones, ciclistas y automovilistas, lo peor del caso es que en temporada de lluvias esa parte de la calle de Izamal se inunda y el riesgo es mayor.
En la Ciudad de México la falta de tapas en coladeras, registros de luz y agua es un problema constante que pone en peligro y la integridad física de los capitalinos que se encuentran indefensos pues ninguna autoridad quiere asumir su responsabilidad. Que si es problema de la delegación, que si es problema del gobierno capitalino, mientras que el afectado tiene que enfrentar la situación con sus propios recursos.
Al hablar sobre el caso de Otilia un vecino comentó: si las cámaras del C5 sirven para localizar a delincuentes, porque no funcionan para seguir a quienes roban las coladeras y conocer los lugares donde las venden, podrían clausurar esos negocios. La propuesta es interesante, ¿no cree?
Sería bueno que los legisladores capitalinos vayan pensando en una solución al problema para que exista un responsable sobre este tema.