Mercados Sobreruedas, el escaparate de lo ilegal
VERÓNICA VALDÉS GONZÁLEZ. Hablar de piratería, contrabando y mercancía robada nos lleva de inmediato a los mercados sobreruedas y a los tianguis, a una situación tan cotidiana que a nadie sorprende, ni altera, por el contrario se justifica.
La historia. Con la intención de acercar a los productores del campo con los consumidores de la ciudad y que estos últimos pagarán precios más bajos -hasta diez veces menos- del que ofrecían los intermediarios, en 1969 el gobierno legalizó los tianguis y creo el concepto Mercado Sobreruedas, mismo que se aplicó en todo el país.
El proyecto estuvo en manos de la Secretaría de Comercio y junto con autoridades de Salubridad, Agricultura, gobiernos estatales y municipales establecieron rutas donde los puestos móviles se instalarían: calles, lotes baldíos, estacionamientos, parques, entre otros.
Los productos comercializados eran frutas, legumbres, verduras, granos, derivados de leche, carne, pescado, flores, abarrotes, comida; además de ropa, calzado y enseres domésticos, estos últimos ocupaban espacios relativamente chicos.
Nuevos jugadores. Debido a la crisis de la deuda en 1982, los niveles de la actividad económica productiva en el país se contrajeron considerablemente, en consecuencia, las fuentes de empleo se redujeron, lo que, aunado a los bajos niveles salariales hicieron de la actividad comercial ambulante una nueva alternativa ocupacional, el único camino viable para la sobrevivencia.
Los nuevos comerciantes de los mercados sobre ruedas llevaron productos totalmente diferentes los que se vendían los productores, de hecho su origen no era nacional.
Entre estos artículos destacó la ropa de segunda mano o de paca proveniente de Estados Unidos misma que se dispersó por todo el país pese a la advertencia de la Cofepris sobre los riesgos a la salud por su uso, a pesar, su venta prosigue, no obstante la queja de los empresarios de la industria textil y del vestido.
El escaparate. A la venta de ropa usada se agregó mercancía de dudosa procedencia: contrabando, medicamentos falsos, objetos robados y piratería, convirtiendo a estos mercados en un escaparate de la ilegalidad.
La encuesta nacional de Hábitos de Consumo de Pirateria indica que 50 por ciento de las personas que consumen piratería la adquieren en los mercados sobre ruedas.
No es difícil encontrar en estos lugares la venta de bolsas, lentes, perfumes, accesorios para mujer de diseñador (piratas), herramientas, artículos para el hogar, auto estéreos, partes de automóviles y hasta medicina pirata o robada, está última, principalmente, perteneciente a los institutos de seguridad social.
La Unión Nacional de Empresarios de Farmacias señaló que 2.5 por ciento de los medicamentos clonados que llegan a la frontera con Guatemala se venden en tianguis o mercados, mientras que la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica señala que 62.5 de las medicinas ilegales que se venden en nuestro país, se hace a través de los tianguis y mercados sobre ruedas.
La venta de artículos de piratería, contrabando y artículos robados en los mercados sobre ruedas se ha vuelto algo cotidiano, algo que a nadie sorprende. El uso de un espacio público legal para justificar lo ilegal.