HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN. Desde el inicio de su sexenio el presidente Andrés Manuel López Obrador se propuso rescatar a Petróleos Mexicanos, la principal industria del país, hoy convertida en empresa pública del Estado, un recate que los especialistas consideraron que era imposible, pero que el mandatario empeño en inyectar muchos millones de dólares, que a cuatro años de distancia, no ha dado los resultados esperados.
Pemex era la apuesta del gobierno de la 4 T para alcanzar la soberanía energética, que a la vez, se convertiría en la palanca del desarrollo de México, papel que desempeñó durante muchos años pero que las malas administraciones frustraron.
Lejos de ser la palanca del desarrollo de México la industria petrolera nacional sigue siendo la vanguardia de la corrupción en la administración pública descentralizada por las grandes inversiones que en la materia han realizado en todos los sexenios. En la Torre de Marina Nacional y en algunos de los principales centros de trabajo localizados en zonas estratégicas del país, se siguen realizando los grandes negocios, se ve, se siente, el moche está presente.
Tal vez con la idea de ser el Cárdenas del siglo XXI, el presidente López Obrador echó toda la carne al asador, en lo que nunca ha dejado de ser un barril sin fondo. Como obra insigne de su sexenio ordenó la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, en su natal Tabasco, inaugurada hace casi un año y que hasta ahora no ha refinado ni una sóla gota del crudo que se extrae de los campos petroleros del país.
Este año Pemex sufre las consecuencias en la baja de los precios del crudo en el mercado petrolero internacional, el precio de la mezcla de crudos mexicanos cayó por debajo de la cotización establecida por la Cámara de Diputados para el presupuesto de 2023 y los crudos marcadores el West Texas Intermediate y el Brent del Mar del Norte continúan desplomándose por el temor a una recesión mundial.
Y para colmo, ayer una explosión provocó un incendio en la refinería de Deer Park, en Texas, de la que el año pasado Pemex adquirió la totalidad de las acciones lo que el gobierno de la 4T festejó con bombo y platillo, como la gran compra, que garantizaba la soberanía energética y la baja en los precios de los combustibles, ni lo uno ni lo otro.
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Dejamos a Estados Unidos y ahora vamos con China por la disputa por la producción de Fentanilo, en un tú la traes y yo me escondo, porque no se puede interpretar de otra manera la forma como los dos gobiernos quieren zafarse de la acusación que hace el gobierno estadounidense de ser los productores del fármaco que se utiliza como droga ilegal que se mezcla con cocaína, metanfetamina o heroína, una combinación que provoca un efecto más potente y de efecto más rápido, a un precio menor. La disputa apenas empieza y ahora está en dos flancos…En el Estado de México, a un mes de las elecciones, se encienden los focos rojos por la ventaja que lleva en las encuestas la candidata de Morena, Delfina Gómez sobre la aliancista Alejandra del Moral. Es casi seguro que la maestra Delfina no vaya al próximo debate para administrar su ventaja.
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