JAIME FLORES MARTÍNEZ (Tijuana, Baja California). Obsesivo propio de su género, el alcalde morenista de Ensenada Armando Ayala Robles ¡no se cansa de cometer yerros al calor de esas obsesiones!
Apenas el miércoles de la semana pasada Cicuta se refirió a un video en donde Ayala se hace el chistosito al señalar que habló con el Dios Tlaloc para decirle que mandara menos lluvia a la zona urbana.
Justo ese miércoles por la mañana la frágil Armando asumió la absurda postura de amenazar a los empresarios que el domingo 26 participaron “en la marcha de la ternurita” (así lo dijo).
“Ojalá tengan sus permisos en regla” advirtió sin quebrársele la voz.
En franca amenaza, asumió la pose de hombre desafiante y les deseó éxito.
“Para tener la lengua larga hay que tener la cola corta” les dijo a aquellos que participaron en la marcha.
¡Ay mana Vladimir…!
¡Yastate quieta!
Visionario
Agorero de lo que acarrearía el regreso del neoliberalismo, el presidente Andrés Manuel López Obrador parece atrapado en su intento de preservar la continuidad de su proyecto.
Y es que el presidente es incapaz de ocultar su desgaste físico y su frustración por el avance de sus adversarios.
En lugar de presentar nuevas estrategias para fortalecer su proyecto ante sus gobernados, el presidente recurre —como acostumbra— a la descalificación de sus detractores.
Igual culpa a los anteriores gobiernos que machaca en acusar a los medios de comunicación de complicidades.
Tantos “moros con tranchete” ve AMLO que a mediados del mes pasado descalificó a la ex embajadora Martha Bárcena a quien él mismo colocó y mantuvo por los primeros tres años de su gobierno en la embajada más importante para México.
Para mostrar que la postura de Bárcena contra el canciller Marcelo Ebrard, el presidente se fue de boca al calificar a Bárcena de “conservadora”, es decir de su enemiga.
¡Recuerdos cortos!
La marcha del domingo 26 de febrero colocó en un sitio incomodísimo al presidente.
Aquel que no lo quiera ver… seguro que es chairo.
Positivo
Qué bueno que los legisladores republicanos estadunidenses lanzaron la intención de ubicar como “terroristas” a integrantes del crimen organizado y así poder ingresar a nuestro territorio a combatir ese “terrorismo”.
Si acaso alguien está en desacuerdo con ese planteamiento, lo bueno del asunto es que —de esta manera— “bajo presión” las autoridades mexicanas finalmente actúen.
Aunque muchos no estarán de acuerdo, la mayoría de los delincuentes se encuentran confiados (y hasta cobijados) al escuchar de voces oficiales la frase “abrazos, no balazos”.
Se concrete (o no) la propuesta, el gobierno mexicano ya sintió cerca los pasos
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