CARTAS DESDE CHICAGO/ Independencia en el extranjero

La independencia que supuestamente festejamos los mexicanos está relacionada al libre albedrio del Estado. Lo contradictorio es que los migrantes lo hagamos en una nación diferente a ‘la que nos vio nacer’

ROGELIO FAZ

Como en cualquier otro país, los mexicanos celebramos la Independencia con fervor donde estemos, sin embargo, da la impresión de que es como el cumple de todos a la vez, que al ser colectivo se vuelve festejo nacional.

Hay quienes conmemoran el aniversario del inicio de la Independencia por su significado real. Es aquí cuando deberíamos de reflexionar que tan independientes somos y no subordinados a circunstancias no relacionadas a la de un país libre.

Claro que libertad es elegir lo que mejor convenga y guste sin afectar los derechos de los demás. En lo que se refiere a obligaciones como ciudadano, al patriotismo podríamos resumirlo en respetar leyes, buscar el progreso y procurar el bienestar general. Como cualquier otra nación. No solamente gritar ¡Viva México cabrones!

No hay que olvidar que México es cada uno de nosotros y es el concepto que se forman los demás de México. Nuestra conducta nos define.

Gobernantes padrotes

En nuestros lugares de origen esa unidad nacionalista y patriótica se ha visto exacerbada, la supuesta independencia no ha sido suficiente para conseguir la seguridad económica y social, sobre todo para los menos favorecidos. Entonces es cuando muchos dejamos “la tierra que nos vio nacer” para convertirnos en migrantes libres y soñadores.

Alguien dijo «la madre no se niega, aunque sea prostituta». Y es que hay cada padrote gobernante que regentea al país a capricho aumentando el número de migrantes.

Tampoco es que el ciudadano tenga que vivir de dadivadas del gobierno, pero si los que gobiernan no sienten el compromiso o no tienen la capacidad para crear un ambiente propicio para el desarrollo y el bienestar, acabamos en el yugo del sometimiento.

Los que gritan viva México desde la tribuna oficial son los principales vendepatrias y saqueadores como los que permiten que invasores y represores pongan sus botas militares en territorio nacional. Y quienes festejamos a ras de piso en el extranjero por culpa de esos padrotes tenemos deseos legítimos de una patria libre, aunque sea por dignidad.

Nos vale madre la patria

No obstante, quienes en el extranjero se desbordan en jubilo patriotero por las calles no solo en los barrios cuasi mexicanos sino en la zona céntrica como en Chicago, impera el desorden provocando estancamientos viales, ruidos que perturban los derechos de los demás.

Traer banderas enormes en los autos y arrastrándolas lo que menos exhibe es la de un ciudadano que hace patria, pero como el valemadrismo es mucho mayor, pues ¡que viva México hijos de la chingada! orgullosos de lo que no hemos podido consumar en nuestra tierra prostituida.

Hay una canción que dice “en el extranjero quiero mas a mi nación”. Es probable que así sea, sin embargo, ese fervor patrio podría ser un síntoma de culpabilidad ocultado en festejo colectivo.

Cuando esas expresiones de júbilo están fuera de orden, como sucedió durante estos dos días de festejos de la comunidad mexicana en Chicago, queda manifiesta la cultura del desorden. Pero nos vale madre la patria y los demás ¡que viva el festejo!

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