CARTAS DESDE CHICAGO/El golfo de Trump

Con la propuesta de Donald Trump de cambiar el nombre Golfo de México a Golfo de América, surgen una serie de preguntas. ¿Se justifica llamarlo México? ¿Quiénes proponen los nombres? ¿Qué méritos se necesitan? ¿Quiénes lo validan? ¿Se valen ocurrencias?

ROGELIO FAZ

Chicago, Illinois, Estados Unidos. En la cuenca del Océano Atlántico que conocemos como golfo de México, su nombre se dio cuando México todavía no era México. Con el arribo de los primeros exploradores españoles al golfo lo llamaban Seno Mejicano.

Las primeras exploraciones en el “Nuevo Mundo” se dieron en el norte del golfo, o sea, en la parte que ahora es Estados Unidos.

Según National Geographic quien dio el primer ‘pitazo’ de “golfo a la vista” fue Sebastián de Ocampo (1508) y quien cartografió esa costa fue Alonso Álvarez de Pineda y se conoció como Mapa de Pineda. Al sur del golfo la exploración la harían Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva (1517).

Hernán Cortes se concentró en la expedición y conquista de México-Tenochtitlan a partir de 1519. Todavía el nombre del golfo de México no era oficial hasta mucho después.

Doctrina Monroe

Desde 1836, año en que Texas se independiza de México, también se perdió esa porción litoral del golfo. Luisiana y Florida después de ser de España y Francia pasaron a ser de los Estados Unidos de América. Con ello ocupando la mayor parte de la ribera del golfo.

No se trata de justificar la ocurrencia de Trump, a él lo mueve la Doctrina Monroe: ‘América para los americanos’, más relacionado a la geopolítica que a los méritos históricos, no por cambiarle el nombre tiene más derechos, pero sí mandaría un mensaje de territorialidad.

Entre ocurrentes

A la presidenta con E (por la influencia del omnipotente de ‘ya saben quién’), Claudia Sheinbaum -también bolivariana-, los dichos de Trump le ‘vienen como anillo al dedo’ para enredarse en la bandera patriotera socialista que sugestivamente llama progresista y, proteger al pueblo siervo de las amenazas respondiendo con otras ocurrencias.

Y sugiere en tono burlón llamar a EU la ‘América mexicana’ una ocurrencia flamenca. Algo así como una Doctrina Monroe a la inversa.

Golfo convicto

Sheinbaum influenciada por el macho alfa (Amlo) se defiende de otro; Trump. Cuando los problemas como inseguridad, migración, aranceles, deportaciones son prioridad, muestra incapacidad para resolverlos y lo va aprovechar el golfo de Trump. Palabra que también describe a una persona sinvergüenza o deshonesta. Además de subestimar a las mujeres o utilizarlas a su conveniencia, es un golfo convicto con todas las de la ley.

Una cucharada de su propio chocolate

Si Sheinbaum llego a la presidencia fue porque “amor con amor se paga”; y ella está pagando a ‘ya saben quién’ con el ‘segundo piso de la 4T’ y el ‘plan C’. Con más refranes chuscos que gobierno serio como la de ‘sin maíz no hay país’.

Solo que ahora le revierte las ocurrencias el otro fanfarrón dándole “una cucharada de su propio chocolate”, o sea: tonterías, arrebatos o insultos, los mismos que hacia su mentor contra todos los que no compartían su mundo de ocurrencias.

Cabe citar el origen del refrán “una cucharada de su propio chocolate”: En el año 1625, en Chiapas, las mujeres acostumbraban tomar chocolate en misa adentro del templo para combatir el tedio de misas muy extensas como aburridas.

Eso se prestaba a distracciones pues les salía lo “vilchismosas” por lo que el obispo de San Cristóbal prohibió la costumbre del chocolateo. Un día el obispo amaneció ‘tieso’ por envenenamiento. Desde entonces se dice «le dieron una cucharada de su propio chocolate«.

A esta hora Trump ya le está recalentando el chocolate para el 20 de enero, a ver si ella abre su “trumpita”.

Colonia 4T

La doña bolivariana sigue con el hábito de los sermones mañaneros en el templo de su culto ideológico donde refuta a sus críticos. Sin embargo, no le afecta que a una colonia le cambien el nombre a 4T y les pongan a las calles nombres chuscos como quien las dijo.

Por ocurrencia, gusto o merito

En adición, el territorio el que nunca tuvimos y decimos nos robaron los gringos, pues resulta que acabamos copiando el nombre de ‘estados unidos’ mexicanos, además de violar el “copyright” de la constitución gringa. Ya no digamos la costumbre de dar un informe los primeros 100 días, también copiado de los gabachos.

Por cierto, quien propuso cambiar el nombre de Estados Unidos Mexicanos a solo México fue “ron Felipe” y le surtieron cañazos.

Si a los mexicanos y mexicanas nos preocupan los nombres de los territorios como soberanía sobre otros asuntos, pues para efectos prácticos resolvámoslo como sucedió con el Río Grande y Río Bravo(oficial-OAS), dos nombres al mismo río. O sea: que la demarcación marítima indique el Golfo de México y el de América o, tal vez le quieren llamar el golfo de Trump.    

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