CARTAS DESDE CHICAGO/ Caravandemias

Lo que acaparó la atención en los dos años que pasaron fueron la pandemia del Covid-19 y las caravanas migrantes. Y al parecer seguirá así durante el 2022, sino es que un par de años más

ROGELIO FAZ. Estas calamidades que azotan al mundo en gran medida se deben por la testarudez de no ajustarse a las recomendaciones básicas, como vacunarse contra el Covid. En lo que respecta a las caravanas migrantes estas pretenden “vacunar” al mundo sus incapacidades más que sus necesidades.

A la pandemia la podríamos comparar con el uso del cinturón de seguridad en el automóvil, que es para evitar un daño mayor en caso de un accidente. Es probable nunca se presente esa circunstancia, pero mientras excita la posibilidad la policía dará una multa a quien no lo haga. En adición, las aseguranzas lo requerirán para cumplir con la póliza.

Razones suficientes para ajustarse a las nuevas normalidades del mundo moderno. Salvo aquellos que pretendan imponer un criterio basado en rumores, creencias religiosas, necedades individuales o simplemente negligencia.

Click it or ticket (abrochado o multado)

Pues bien, así como el uso del cinturón en el automóvil es ley, habría que empezar por aceptar la vacuna contra el Covid como sucede con el cinturón de seguridad, además de cumplir con las guías sanitarias. Tan simple como eso.

Eso nos daría tiempo y salud para dedicarlo a otras cosas útiles como salir de la desidia o de la falta de iniciativa para no estar pidiendo a Dios milagros hasta en nuestras propias responsabilidades.

Síntomas de la migración

Así como hay excusas para no ponerse la vacuna o el cinturón, las hay para emigrar. Los síntomas son pobreza, violencia y falta de oportunidades. Sin embargo, y sin negar las crisis económicas y sociales, primero habría que preguntarse que estamos haciendo para evitar estas situaciones, mejor dicho, que no hemos hecho.

Emigrar es una opción. Pero ¿cuál fue el aporte a la sociedad de la que huyo o, a la que pretendo integrarme?  Porque migrar también tiene compromisos y costos. La pedidera a Dios es aparte y ya vimos que eso tarda o no llega nunca.

Diagnóstico de las caravandemias

Los medios “hispanos” en Estados Unidos hacen su tarea al informar del drama de las caravanas, pero también parece las justifican con la excusa de que todos somos migrantes. En esas coberturas no hacen un diagnóstico completo, no cuestionan a mamás que estando “rechonchas” dicen están huyendo del hambre, algunas bien maquilladas o luciendo cejas ridículamente estilizadas, con niños regordetes y, adultos con tatuajes que expresan lo que tienen en el cerebro. ¿Para eso si hay dinero y tiempo?

Además, cuando los medios transmiten desde los lugares donde partimos los migrantes, las casas se están todas descarapeladas, los kínderes pintarrajeados con grafiti, basura acumulada en las calles y, adultos en edad productiva con camisetas y cachuchas gringas soñando con el american dream diciendo “aquí no hay trabajo”.

Parece no tienen tiempo para arreglar las fachadas de sus casas o las escuelas de sus hijos, pero sí pueden conseguir miles de dólares para ponerlos en la ruta de donde surgieron las maras de las que dicen huir.

Rechazo a la cura

Todavía hay quienes no se quieren ponen la vacuna porque dudan de las intenciones, según ellos hay quienes quieren controlar de alguna manera a la población. Por cierto, buena falta haría ya que muchos sin el futuro resuelto seguimos aportando ‘los hijos que Dios manda’, que acabaran en caravanas o de mareros como pandemia.

¿Y los gobiernos portadores de migrantes? Vendiendo a su feligresía desde su catedral política la esperanza del milagro de convertir las piedras en pan. Hasta que llega el hambre. Mientras tanto reparten migajas con el diezmo de otros. Mandato divino sino quieren quedar como camellos frente al ojal de la aguja.

Leyes naturales y divinas

Significa que veremos caravanas interminables o portadores del coronavirus como ley natural por una sociedad incapaz de entenderse a sí misma debido al exceso de ignorancia y mucha, mucha fertilidad; materia prima para crisis económicas y sociales. Y con ello pretenden responsabilizar a los demás como si fuera ley divina.

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