CAROLINA JIMÉNEZ SANDOVAL*. Al sentarme a escribir este Cafecito, las injustas políticas migratorias de EE.UU. y México están más expuestas. Como seguramente ya sabe, la semana pasada se produjo un incendio en un centro de detención de inmigrantes en Ciudad Juárez en el que murieron 40 inmigrantes de América Central y del Sur. Este trágico incidente puso en evidencia las políticas fallidas de la administración Biden que cerraron el derecho al asilo y dejaron a migrantes de todo el hemisferio varados en la frontera en situaciones infrahumanas, resultando en la pérdida de decenas de vidas. Como dije recientemente en CNN, la noticia también nos recordó hasta qué punto las políticas de seguridad del gobierno mexicano ponen en peligro a las personas migrantes. WOLA pide una investigación independiente de los hechos que condujeron a esta tragedia evitable, reparaciones para las víctimas y la aplicación de políticas que protejan a los migrantes.
Mientras le tomamos el pulso a la situación de los derechos humanos en la región, seguimos alarmados por el creciente número de personas que emigran debido a preocupantes factores de expulsión.
En febrero viajé a Costa Rica para participar en una conversación centrada en la movilidad humana en la región. Pude ir a la frontera norte y visitar un campamento creado por miembros desplazados del movimiento campesino de Nicaragua. En San José me reuní con un grupo diverso de exiliados nicaragüenses formado por ONGs, académicos, grupos feministas, políticos y líderes estudiantiles, entre otros. Fue asombroso ver el gran número de personas que se han visto obligadas a abandonar Nicaragua por miedo a ser blanco del gobierno de Daniel Ortega.
Esta reunión tuvo lugar pocos días antes de que Ortega conmocionara a la región al liberar y desplazar por la fuerza a 222 presos políticos y enviarlos en vuelo directo a Washington, DC. Aunque nos hizo ilusión verlos en libertad, su deportación forzosa y el despojo de sus propiedades y nacionalidades fue un acto vergonzoso del gobierno nicaragüense, claramente violatorio de sus derechos. Desde entonces, he conocido a varios de los presos políticos liberados. Ha sido desgarrador escuchar los terribles abusos que han sufrido y me alienta su valentía. En las próximas semanas y meses esperamos poder colaborar con algunos de los que permanecen en el exilio en la zona de Washington, DC para ayudar a arrojar luz sobre la actual situación de los derechos humanos en Nicaragua.
Mientras tanto, aquí en Washington, con tantos nuevos miembros del Congreso, el cambio en el control de la Cámara de Representantes y el nuevo liderazgo en comités clave, hemos estado contactando con nuevos aliados y pensando en estrategias para el próximo año. En cuanto a nuestras prioridades, seguimos vigilando e informando al Congreso sobre el retroceso democrático en la región, incluida la criminalización de los defensores de los derechos humanos y los periodistas.
Gracias a la normalización de los viajes internacionales, hemos estado ocupados recibiendo delegaciones y visitas de socios de la sociedad civil de Guatemala, Venezuela, México, Colombia, como el juez guatemalteco exiliado, Miguel Ángel Gálvez, y la abogada defensora de derechos humanos, Claudia González, entre otros, y hemos apoyado su labor de incidencia para asegurar que el gobierno de EE.UU. escuche sus voces.
WOLA también sigue trabajando con los gobiernos de América Latina, especialmente donde se han producido crisis de derechos humanos, como en el caso de Perú. En febrero, Jo-Marie Burt, asesora en WOLA y yo nos reunimos con la Ministra de Asuntos Exteriores, Ana Cecilia Gervasi, durante su visita a Washington. Le expresamos nuestra preocupación por las violaciones de derechos humanos que se están produciendo actualmente en medio de la crisis política en Perú. Hace poco firmamos conjuntamente una carta dirigida a la Presidenta Dina Boluarte, en la que se instaba al gobierno a apoyar la creación de un grupo independiente de expertos respaldado por la Comisión Interamericana para investigar las recientes violaciones. Seguiremos manteniendo abiertos estos canales de comunicación mientras presionamos al gobierno peruano para que respete los derechos de sus ciudadanos.
Además, a medida que se acerca el 50 aniversario del golpe de Estado chileno, nos hemos reunido con el embajador chileno en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, y con varias organizaciones asociadas para debatir posibles formas de conmemorar este importante acontecimiento que no sólo cambió el hemisferio occidental y el movimiento de derechos humanos que conocemos hoy en día, sino que también dio lugar a la creación de WOLA. Espero poder informarles con más detalle sobre estos acontecimientos y sobre nuestro próximo 50 Aniversario.
Y por último, pero no por ello menos importante, dado que nuestros esfuerzos de incidencia continúan este año, me complace anunciar que nuestro equipo de Comunicación sigue creciendo ya que se unen Zaida Márquez, nuestra nueva Vicepresidenta de Comunicación, y Milli Legrain, que ocupará el puesto recién creado de Directora Editorial. Ambas cuentan con una amplia experiencia en el campo de la comunicación y de los derechos humanos en la región.
Apenas han transcurrido unos meses y ya empezamos a hacernos una idea de lo que será el año 2023. Les iremos informando de nuestro viaje y les agradecemos su continuo apoyo.
Muchas gracias,
*Presidenta, WOLA (Incidencia a favor de los derechos humanos en las Américas)